María Peña
Washington, 29 abr (EFE).- El Senado de EE.UU. comenzó hoy a
debatir la mayor reforma financiera del país desde la Gran Depresión
de la década de 1930, para conjurar futuras crisis, en medio de
agrias disputas sobre asuntos como la supervisión del millonario
mercado de derivados.
El debate comienza después de que los republicanos bloquearan
durante tres días consecutivos una moción para proceder al estudio
de la iniciativa, aprobada por el Comité de la Banca del Senado en
marzo.
"Espero que podamos conseguir un buen proyecto de ley, y que
podamos reducir las tensiones y el estrés que existen en este cuerpo
legislativo", dijo el senador demócrata Christopher Dodd, presidente
del Comité y autor de la legislación.
"No podemos dejar que el pueblo estadounidense permanezca
vulnerable a la situación actual de nuestro sistema regulador
financiero", enfatizó.
Los republicanos accedieron al debate tras lograr garantías de
que podrán presentar enmiendas para modificar el texto de la
legislación, contenida en unas 1.600 páginas y que será debatida
durante al menos dos semanas.
La medida, apoyada por la Casa Blanca, tiene ganadores y
perdedores, pero ha profundizado el debate nacional sobre el papel
del Gobierno en la regulación de Wall Street y el resto de la
economía.
Entre otros elementos, la iniciativa busca conjurar más crisis
financieras como la de 2008; evitar más rescates bancarios, y
regular el mercado de derivados, cuyo valor asciende a unos 450
billones de dólares.
También amplía las protecciones para los consumidores de bienes y
servicios financieros, mediante una oficina que operaría dentro de
la Reserva Federal.
Además, establece un consejo de nueve miembros, encabezado por el
secretario del Tesoro, para detectar y frenar futuras crisis;
aumenta la supervisión del sector bancario y amplía la autoridad de
los accionistas en asuntos como el salario o la elección de
ejecutivos de alto rango.
En general, los republicanos se quejan de que la propuesta
demócrata contiene elementos que amplían la intrusión del Gobierno
en los asuntos del ciudadano de a pie.
Por ello, quieren garantías de que la medida no dejará la puerta
abierta a más rescates bancarios y buscan modificar la cláusula
relacionada con la agencia de protección a los consumidores.
El senador republicano Richard Shelby, que negoció con los
demócratas a puerta cerrada para acercar posiciones, dijo que
ofrecerá "muchas enmiendas" para asegurar que la ley ponga "fin a
los rescates, proteja a los consumidores sin perjudicar a los
pequeños bancos comunitarios, y lleve transparencia al mundo de los
derivados".
Las concesiones demócratas no eliminan la posibilidad de más
escollos durante el debate de la plétora de enmiendas ofrecidas por
los dos partidos, o durante la votación final.
Los senadores demócratas Ted Kaufman y Sherrod Brown, por
ejemplo, promueven una enmienda que impone límites "sensibles" al
tamaño de los bancos, haciéndose eco del temor de que el colapso de
una entidad financiera de gran tamaño pueda poner en riesgo al resto
de la economía.
Otro punto de discordia es la regulación de los préstamos para la
compra de vehículos, y algunos senadores quieren crear exenciones
para ese sector.
Para ablandar a la oposición, los demócratas desistieron de crear
un fondo privado de 50.000 millones de dólares para financiar el
desmantelamiento o "liquidación ordenada" de grandes entidades
financieras cuyas dificultades puedan arrastrar al resto de la
economía.
Los demócratas necesitarán al menos 60 votos para que los 41
republicanos en la cámara alta -de un total de 100 escaños- no
puedan prolongar indefinidamente el debate y así torpedear la
votación final de la medida.
La iniciativa que salga del Senado tendrá que ser armonizada con
la que aprobó en diciembre pasado la Cámara de Representantes, y ese
texto tendría que ser aprobado en ambas cámaras del Congreso para
convertirse en ley.
El complejo proceso de negociación bicameral haría que la
votación final del texto ocurra previsiblemente a finales de mayo,
según observadores. EFE
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