Ginebra 1 oct (EFE).- La nueva normativa suiza reguladora del
secreto bancario, que niega la cooperación fiscal con los países que
reclamen datos bancarios basando su petición en informaciones
robadas, entró hoy en vigor después de que el gobierno suizo la
aprobara hace un mes.
La ordenanza, que deberá ser reemplazada por una ley, define las
condiciones de la asistencia administrativa en materia de fraude y
evasión fiscal de acuerdo a las convenciones de doble imposición que
se revisaron con varias decenas de países para adaptarlas a los
estándares de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE).
La nueva política helvética en cooperación fiscal empezó a
gestarse en marzo de 2009 e implica que, cuando un país solicite a
Suiza la transmisión de datos bancarios por sospechas de fraude o
evasión, se procederá a un examen preliminar que determinará si el
país alpino aprueba o niega su colaboración.
La decisión se basará en si la petición respeta el principio de
"buena fe", es decir, si se basa en informaciones obtenidas de forma
lícita, en cuyo caso Suiza exigirá que se ofrezcan datos precisos
para identificar a los presuntos evasores fiscales, con el objetivo
de evitar lo que aquí se califica de "pesca indiscriminada".
Esta nueva normativa podría afectar a los intereses del fisco
español en el caso del banco británico HSBC en Suiza, que confirmó
el pasado marzo el robo, ocurrido en 2006, por parte de un ex
empleado de la entidad de los datos de unos 15.000 clientes
multimillonarios de su entidad privada helvética, entre ellos 1.500
españoles.
Estos datos fueron entregados al Fisco francés, que al parecer
los había trasmitido a las autoridades españolas, quienes
contactaron a estos clientes para que aclarasen la situación de sus
cuentas bancarias en la entidad helvética.
Los afectados por una petición de datos bancarios de su país de
origen podrán recurrir la decisión final al Tribunal Administrativo
Federal (TAF), y la normativa sólo se aplicará a las peticiones que
se hagan a partir de hoy, y no con carácter retroactivo.
Esta pequeña brecha en el secreto bancario se abrió a raíz del
conflicto que enfrentó a Berna y Washington y que terminó con la
firma de un acuerdo extrajudicial para transmitir al fisco
estadounidense los datos bancarios de 4.450 clientes del banco suizo
UBS sospechosos de evasión fiscal.
Este escándalo fue preludio de nuevas medidas de flexibilización
del secreto bancario ante las presiones internacionales, que
llevaron a las autoridades helvéticas a firmar un acuerdo en marzo
de 2009 con la OCDE para simplificar los procesos administrativos en
caso de sospechas "demostradas y concretas".
Asimismo, el Consejo Federal suizo dejó muy claro entonces que el
secreto bancario continúa existiendo y que la adaptación a los
estándares de la OCDE en materia administrativa no modifica las
reglas para los contribuyentes domiciliados en Suiza. EFE