Londres, 11 feb (EFE).- El presidente del Gobierno español, José
Luis Rodríguez Zapatero, practica el "zapping" político para hacer
frente a la crisis económica y hasta ahora ha recurrido a los apaños
tácticos para aplacar a los sindicatos, los gobiernos autonómicos y,
en última instancia, a los mercados de deuda.
Así lo afirma la revista "The Economist" en un artículo muy
crítico con la gestión del gobernante español, titulado "El zapping
de Zapatero", en el que se afirma que "después de mucho tiempo de
aplazar las decisiones y de paranoia, ha llegado el momento de que
el presidente del Gobierno demuestre liderazgo".
La publicación argumenta que España necesita urgentemente
reformar su mercado laboral, su estructura económica y su sistema de
gasto público, y que debería tomar ejemplo del ex presidente
socialista Felipe González y lograr un pacto nacional con la
participación de sindicatos, empresarios y partidos políticos.
"The Economist" advierte de que Zapatero "tiene poco meses para
demostrar que puede adoptar las medidas radicales necesarias para
prevenir años de estancamiento, que podrían desatar los desórdenes
sociales que teme. Retrasar el dolor sólo lo incrementará".
"Si no sale de él liderar este proceso, muchas personas en su
propio partido, así como los españoles de a pie, pueden empezar a
preguntarse pronto por qué está en el Palacio de la Moncloa", se
afirma en este artículo, en el que se considera que "hay buenas
razones para que los inversores se preocupen por España".
Se indica en este sentido que España tiene la tasa de desempleo
más alta de Europa, un 19,5%, que la economía sigue en recesión, que
no habrá un crecimiento apreciable hasta 2011 y que el déficit ha
aumentado hasta el 11,4% del PIB en 2009 debido a la reducción de
los ingresos impositivos y al gasto generado por el paro.
"Sin una vuelta más rápida al crecimiento, la deuda pública puede
convertirse rápidamente en insostenible", dice la revista.
"The Economist" acusa a Zapatero de "empeorar las cosas" y le
critica "por fracasar a la hora de prever que la caída se
avecinaba", por "hacer un diagnóstico equivocado al pensar que sería
una recesión frente a la que sólo había que esperar" y por "seguir
financiando el paro con dinero público y subiendo las pensiones y
los sueldos de los funcionarios, dejando de lado las reformas".
Ha sido la reacción de los mercados, poniendo en tela de juicio
la solvencia de las finanzas públicas españolas, lo que ha hecho
reaccionar al Gobierno socialista, señala esta publicación.
Y cuando se ha reaccionado, añade, ha sido para "lanzar
abruptamente un plan de austeridad y una vaga reforma del mercado
laboral, de la que se retiraron algunos aspectos en cuanto se
escucharon las primeras declaraciones de protesta".
"The Economist" concluye que los problemas de España "empiezan en
casa", empezando por un boom económico que se sustentó únicamente en
el sector inmobiliario, por una economía con altos costes y baja
productividad, y por un sistema laboral asimétrico, que protege en
extremo a unos trabajadores y deja indefensos a otros.
Además, dice "The Economist", "años de comprar a los gobiernos
regionales con dinero en efectivo y excesivas devoluciones de
competencias han derivado en que el Gobierno central sólo controle
directamente un quinto del gasto, mientras las empresas tienen que
superar las montañas que suponen las regulaciones que se solapan".
EFE