José Manuel Rodríguez Guzmán
El Cairo, 3 nov (EFE).- Pasar horas en el autobús escuchando las
conversaciones de otros, oír versículos del Corán instalados como
tono de móvil del vecino o recibir llamadas amistosas -o no- a
medianoche son escenas cotidianas de la vida en Egipto.
Estas y otras prácticas son las que un nuevo código ético para el
uso del móvil trata de evitar, o al menos regular, la Autoridad
Nacional Reguladora de las Telecomunicaciones de Egipto (NTRA,
siglas en inglés).
El Gobierno de este país, de 80 millones de habitantes, es
consciente del "aumento e intensidad de los problemas y el
comportamiento irresponsable de algunos usuarios de la tecnología
móvil" y ha decidido tomar cartas en el asunto.
Y es que el teléfono móvil es muchas veces un objeto de culto y
un símbolo de modernidad y hay quien le gusta recibir llamadas en
público dejando claro que tiene muchos amigos o clientes para su
negocio.
"Comprar un móvil se ha convertido en un símbolo de estatus y es
una manera de presumir recibiendo llamadas y hablando por el móvil
delante de otros", explica a Efe la profesora de sociología de la
Universidad Americana de El Cairo Nazek Nosseir.
La NTRA ha decidido tomar cartas en el asunto y ha propuesto una
serie de reglas para el uso de los celulares, y comienza con una
solemne declaración sobre las bondades de estos aparatitos que tanto
han cambiado la vida del ser humano en algo más de una década.
"El teléfono móvil es considerado una de las más grandes
tecnologías surgidas en los últimos años para servir a la humanidad,
así que no lo use nunca para molestar o acosar a nadie", reza el
primer punto de la normativa.
Así, como muchas otras cosas del día a día en Egipto, el uso del
móvil es un reflejo del carácter de este país de historia milenaria,
pero también con unas especificidades culturales que le han hecho
llegar al siglo XXI con una explosiva mezcla de mentalidad
tradicional y nuevas tecnologías.
A las escenas del uso de móviles en el cine, el teatro o en
lugares públicos, hay que añadir historias de mujeres que sufren un
auténtico acoso telefónico de enamorados y espontáneos, que muchas
veces rozan el delito.
Es el caso de Elsa, una española que lleva casi un año viviendo
en El Cairo. "Con frecuencia recibo llamadas de números
desconocidos, muchas veces de madrugada y a veces siempre el mismo;
esto me obliga a silenciar el teléfono por las noches, pero a veces
se me olvida y me despiertan".
"Me he sentido realmente acosada e impotente al mismo tiempo por
no poder hacer nada. Además de no darle mi teléfono a casi nadie, he
decidido no responder nunca a llamadas de números desconocidos",
explica con resignación.
El celular es tan importante en la vida de los egipcios que tiene
tantos usos y costumbres como los de la gente de a pie, y la fe
también tiene su mundo paralelo en las, a veces molestas, ondas
electromagnéticas.
Es habitual oír un tono de móvil con el "Alá es grande" o la
llamada a la oración, hermosa muestra de devoción religiosa, que a
partir hora, si los egipcios hacen caso de este nuevo código ético,
los de alrededor escucharán a un volumen significativamente
inferior.
Las 16 normas explican al usuario las reglas más básicas del uso
del teléfono, como no llamar en las horas de sueño, asegurarse de
marcar bien para no molestar a nadie o no enviar mensajes con
lenguaje inapropiado o fotos comprometedoras.
También avisa que "no se debe poner la conversación a través del
altavoz del teléfono, no solo porque molesta a los de alrededor,
sino porque es una falta de respeto para el que habla al otro lado,
que no sabe que su conversación la están oyendo varias personas".
Por supuesto, recomienda no hablar con un alto tono de voz en
hospitales o salones de conferencias y apagar el móvil en lugares de
culto, estudio y examen, y cómo no, en cines y teatros.
No usarlo mientras se conduce, no violar la intimidad de nadie
haciendo fotos sin su consentimiento, tener cuidado con los fraudes
y no responder a números desconocidos "porque lo más seguro es que
te intenten timar".
Nossier apunta el auge de este fenómeno en Egipto en el que una
persona comienza a recibir avisos e información. "Hace falta un poco
de control porque hay muchos casos, como el de una compañera que
empezó a recibir mensajes sobre fútbol, cada uno a 5 libras (un
dólar)", cuenta.
Hasta aquí cuestiones que entran en la lógica, pero el código se
permite hacer recomendaciones sobre el buen gusto y pide al usuario
"elegir un tono que no sea molesto", ya que, recuerda, "los tonos
del móvil son para avisar al receptor de que tiene una llamada", y
nada más que para eso. EFE
jrg/ltm