Por Ossian Shine
PARÍS (Reuters) - Claramente, Nikoloz Basilashvili llegó al partido contra Rafa Nadal con un plan, pero, como dijo Mike Tyson, todo el mundo tiene un plan hasta que reciben un puñetazo en la cara.
Y eso es lo que le sucedió - en términos tenísticos - al georgiano cuando se enfrentó el viernes al irrefrenable español en tercera ronda del Abierto de Francia.
La brutalidad de la destrucción de Nadal al georgiano en la pista central de Roland Garros fue devastadora.
Las estadísticas de la victoria por 6-0, 6-1 y 6-0 permiten hacer una lectura terrible. Terrible para Basilashvili, para el próximo rival de Nadal, Roberto Bautista, y para los demás jugadores del cuadro.
Para todos menos para el español, cuarto cabeza de serie.
Por ejemplo, hicieron falta 12 juegos para que Basilashvili inaugurara su marcador.
Ganó uno de cada cuatro de sus primeros puntos al servicio en el primer set.
El número de ganadores que consiguió en el partido pueden contarse con una mano, y sus 34 errores no forzados casi igualaron el número total de puntos que ganó en todo el encuentro: 36.
Aún así Basilashvili no es un novato: Nadal fue el responsable de que jugara así. Hay que tener en cuenta que el georgiano, de 25 años, ha derrotado este año al número ocho del mundo, Dominic Thiem.
Nadal es una criatura única sobre la tierra batida. Sus estadísticas son asombrosas.
La victoria del viernes fue su número 100 en un partido a cinco sets en superficie lenta, y ahora suma un ratio de victorias-derrotas de 98-2.
Muy pocos se atreverían a apostar a que no gana su décimo Roland Garros el próximo domingo.