Pekín, 12 mar (EFE).- El banco central chino, el Banco Popular (MADRID:POP), quiere mantener la "prudencia" de sus políticas monetarias, pero conjugada con cierta "flexibilidad" para tomar medidas de estímulo en caso de que la ralentizada segunda economía mundial lo requiera.
Así lo anunció hoy su gobernador, Zhou Xiaochuan, en una rueda de prensa en Pekín en el marco del plenario anual de la Asamblea Nacional Popular (legislativo), en el que defendió que el gigante asiático ha entrado en una nueva etapa de su desarrollo económico, caracterizada por un menor crecimiento.
"Nuestros principales líderes ya han dicho en sus discursos que estamos en una situación de nueva normalidad, que no es ni especial ni problemática, así que nuestra política monetaria no necesita grandes cambios", dijo Zhou.
La economía china, explicó el gobernador, "se ha desplazado hacia una tasa de crecimiento media o media-alta".
En este sentido, Zhou abogó por una continuidad de la política monetaria "prudente" de la institución, aunque apeló a la necesidad de que ésta fuera flexible para adaptarse a la evolución coyuntural.
"Podemos usar diferentes herramientas para adaptarnos a nuestras políticas y no usar las mismas todo el tiempo", matizó el responsable del banco central.
El Banco Popular de China ha definido sus políticas como "prudentes" en los últimos años y, de hecho, su intervencionismo fue relativamente escaso durante meses.
Sin embargo, a finales de noviembre dio un paso al frente ante los evidentes signos de enfriamiento de la segunda economía mundial.
El banco central chino recortó los tipos de interés de referencia (0,4 puntos el de los créditos y 0,25 el de los depósitos) dos años después de haberlo hecho por última vez, en un movimiento que repitió el pasado 28 de febrero (0,25 puntos cada uno) hasta quedar en el 5,35 % los préstamos y el 2,5 % los depósitos.
Entre medias, rebajó el coeficiente de caja de la banca hace un mes y realizó varias inyecciones de liquidez.
Sin embargo, China registró el año pasado su menor crecimiento desde 1990, un 7,4 %, y los primeros indicadores macroeconómicos publicados este año apuntan a una ralentización mayor.
Los indicadores de producción industrial, consumo e inversión inmobiliaria y en activos fijos en enero y febrero, divulgados este miércoles, marcaron mínimos históricos al crecer a los ritmos más bajos desde el inicio de la crisis, en unos casos, o de lo que va de siglo, en otros.
La baja inflación, que se situó en el 1,4 % interanual en febrero, también preocupa al banco central chino, ya que Zhou reconoció que sigue "de cerca" su evolución.
El Gobierno chino anunció la semana pasada una rebaja en su objetivo de crecimiento económico hasta el 7 %, medio punto menos que en los tres años anteriores.
En su discurso sobre el programa del Gobierno chino para 2015 del jueves pasado, el primer ministro, Li Keqiang, señaló la profundización de las reformas en el sector financiero como uno de los ejes de acción de Pekín para dinamizar su economía.
Zhou avanzó hoy que China implantará en la primera mitad del año un sistema de garantías de depósito en sus bancos, con el que se asegurará la devolución de hasta un máximo de 500.000 yuanes (81.200 dólares, 76.800 euros) por cada cuenta en caso de quiebra de la entidad.
Este mecanismo se considera un paso previo para la adopción de cambios más amplios en el sector como una liberalización de los tipos de interés de los depósitos, que tiene una "posibilidad muy alta" de ser aprobada este año, según el gobernador del banco central.