Washington, 7 oct (EFE).- Estados Unidos entró hoy en una semana clave para intentar resolver la paralización parcial de su Administración federal, que ya lleva siete días, y llegar a un acuerdo que permita elevar el techo de la deuda y evite una suspensión de pagos de consecuencias catastróficas.
Por primera vez la Casa Blanca se mostró hoy abierta a aceptar que el Congreso apruebe un aumento temporal, de unas pocas semanas, del techo de la deuda pública, que se alcanzará el 17 de octubre.
Mientras, los demócratas en el Senado comenzaron a trabajar para intentar aprobar esta semana una medida que busca elevar el techo de la deuda probablemente hasta las elecciones legislativas de finales de 2014.
El secretario del Tesoro, Jack Lew, comparecerá este jueves en una audiencia ante el Comité de Finanzas del Senado para intentar convencer a los legisladores de la urgencia de elevar ese techo de la deuda, actualmente en 16,7 billones de dólares.
Por su parte, el presidente de EE.UU., Barack Obama, reiteró que está dispuesto a negociar sobre cualquier aspecto del presupuesto federal con los republicanos, pero no bajo la amenaza de la suspensión de pagos y siempre que se reabra primero la Administración.
"No vamos a negociar bajo la amenaza de causar un daño mayor para nuestra economía y las familias de clase media. No vamos a negociar bajo la amenaza de una paralización prolongada hasta que los republicanos obtengan el cien por cien de lo que quieren", dijo durante una visita a la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA).
Obama volvió a pedir al presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, que someta a voto un proyecto de ley para una financiación temporal del Gobierno sin condicionantes.
"Tengo la muy fuerte sospecha de que hay suficientes votos" para aprobar ese proyecto de ley, subrayó el mandatario.
La estrategia de los republicanos, que controlan la Cámara de Representantes, es intentar aprobar una serie de leyes para financiar algunos programas y departamentos de la Administración, algo que los demócratas y la Casa Blanca rechazan porque lo consideran una reapertura del Gobierno "a trozos".
A esta situación de paralización de la Administración se llegó por la falta de acuerdo en el Congreso para aprobar una ley de financiación temporal del Gobierno antes del 1 de octubre, día en que comenzó el nuevo año fiscal.
Los republicanos, fundamentalmente su ala más conservadora, el Tea Party, querían condicionar esa financiación a retrasar la aplicación o dejar sin fondos a la reforma sanitaria promulgada en 2010 y considerada uno de los mayores logros del mandato de Obama.
Con esta paralización unos 800.000 empleados federales se han visto obligados a quedarse en casa sin cobrar sus salarios.
No obstante, la mayoría de los casi 400.000 empleados del Departamento de Defensa suspendidos retornaron este lunes a sus labores sin saber cuándo cobrarán por los días perdidos.
El jefe del Pentágono, Chuck Hagel, ordenó la reincorporación de esos empleados después de que la Cámara baja aprobara el sábado una medida para autorizar el pago de salarios a los trabajadores federales suspendidos, aunque el Senado aún no ha votado la propuesta.
Esta semana los mercados deberán arreglárselas de nuevo sin varios de los indicadores económicos que sustentan sus inversiones habitualmente.
El Gobierno no publicó la semana pasada su informe mensual sobre desempleo y tampoco dará este martes el de la balanza en el comercio exterior, ya que el Departamento de Comercio ha suspendido buena parte de sus actividades rutinarias, entre ellas las labores de su Oficina de Estadísticas Económicas.
Según una encuesta publicada hoy por la cadena CNN, el 63 % de los estadounidenses aseguran estar molestos con los republicanos a causa de la paralización parcial de la Administración, mientras que un 57 % dice estarlo con los demócratas.
Obama tampoco sale bien parado del sondeo, ya que el 53 % de los ciudadanos desaprueba su actitud ante esta nueva crisis presupuestaria.
Wall Street siguió hoy acusando la falta de avances en Washington y el Dow Jones volvió a cerrar por debajo de los simbólicos 15.000 puntos, mientras las autoridades de China, el principal tenedor de bonos del Tesoro de EE.UU., urgieron al Gobierno de Obama a dar "pasos decisivos y creíbles" para evitar una crisis de la deuda. EFE
mb-rg/jms/dmt
Por primera vez la Casa Blanca se mostró hoy abierta a aceptar que el Congreso apruebe un aumento temporal, de unas pocas semanas, del techo de la deuda pública, que se alcanzará el 17 de octubre.
Mientras, los demócratas en el Senado comenzaron a trabajar para intentar aprobar esta semana una medida que busca elevar el techo de la deuda probablemente hasta las elecciones legislativas de finales de 2014.
El secretario del Tesoro, Jack Lew, comparecerá este jueves en una audiencia ante el Comité de Finanzas del Senado para intentar convencer a los legisladores de la urgencia de elevar ese techo de la deuda, actualmente en 16,7 billones de dólares.
Por su parte, el presidente de EE.UU., Barack Obama, reiteró que está dispuesto a negociar sobre cualquier aspecto del presupuesto federal con los republicanos, pero no bajo la amenaza de la suspensión de pagos y siempre que se reabra primero la Administración.
"No vamos a negociar bajo la amenaza de causar un daño mayor para nuestra economía y las familias de clase media. No vamos a negociar bajo la amenaza de una paralización prolongada hasta que los republicanos obtengan el cien por cien de lo que quieren", dijo durante una visita a la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA).
Obama volvió a pedir al presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, que someta a voto un proyecto de ley para una financiación temporal del Gobierno sin condicionantes.
"Tengo la muy fuerte sospecha de que hay suficientes votos" para aprobar ese proyecto de ley, subrayó el mandatario.
La estrategia de los republicanos, que controlan la Cámara de Representantes, es intentar aprobar una serie de leyes para financiar algunos programas y departamentos de la Administración, algo que los demócratas y la Casa Blanca rechazan porque lo consideran una reapertura del Gobierno "a trozos".
A esta situación de paralización de la Administración se llegó por la falta de acuerdo en el Congreso para aprobar una ley de financiación temporal del Gobierno antes del 1 de octubre, día en que comenzó el nuevo año fiscal.
Los republicanos, fundamentalmente su ala más conservadora, el Tea Party, querían condicionar esa financiación a retrasar la aplicación o dejar sin fondos a la reforma sanitaria promulgada en 2010 y considerada uno de los mayores logros del mandato de Obama.
Con esta paralización unos 800.000 empleados federales se han visto obligados a quedarse en casa sin cobrar sus salarios.
No obstante, la mayoría de los casi 400.000 empleados del Departamento de Defensa suspendidos retornaron este lunes a sus labores sin saber cuándo cobrarán por los días perdidos.
El jefe del Pentágono, Chuck Hagel, ordenó la reincorporación de esos empleados después de que la Cámara baja aprobara el sábado una medida para autorizar el pago de salarios a los trabajadores federales suspendidos, aunque el Senado aún no ha votado la propuesta.
Esta semana los mercados deberán arreglárselas de nuevo sin varios de los indicadores económicos que sustentan sus inversiones habitualmente.
El Gobierno no publicó la semana pasada su informe mensual sobre desempleo y tampoco dará este martes el de la balanza en el comercio exterior, ya que el Departamento de Comercio ha suspendido buena parte de sus actividades rutinarias, entre ellas las labores de su Oficina de Estadísticas Económicas.
Según una encuesta publicada hoy por la cadena CNN, el 63 % de los estadounidenses aseguran estar molestos con los republicanos a causa de la paralización parcial de la Administración, mientras que un 57 % dice estarlo con los demócratas.
Obama tampoco sale bien parado del sondeo, ya que el 53 % de los ciudadanos desaprueba su actitud ante esta nueva crisis presupuestaria.
Wall Street siguió hoy acusando la falta de avances en Washington y el Dow Jones volvió a cerrar por debajo de los simbólicos 15.000 puntos, mientras las autoridades de China, el principal tenedor de bonos del Tesoro de EE.UU., urgieron al Gobierno de Obama a dar "pasos decisivos y creíbles" para evitar una crisis de la deuda. EFE
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