Por Tom Käckenhoff
DÜSSELDORF, Alemania (Reuters) - El copiloto que manejaba el avión de Germanwings que se estrelló en los Alpes franceses había roto una nota médica que decía que sufría una enfermedad que le hubiera impedido volar el día de la tragedia, y que aparentemente ocultó a sus empleadores, dijeron fiscales alemanes el viernes.
Investigadores y fiscales franceses creen que Andreas Lubitz, de 27 años, se encerró solo en la cabina del Airbus (PARIS:AIR) A320 de Germanwings el martes y estrelló deliberadamente el avión contra la montaña, causando la muerte de 150 personas.
"Fueron confiscados documentos con contenido médico que apuntan a una enfermedad existente y un tratamiento correspondiente por parte de médicos", dijo la oficina de fiscales en Düsseldorf, donde vivía el copiloto y hacia donde se dirigía el vuelo estrellado, procedente de Barcelona.
"El hecho de que hay notas que indican que no estaba capacitado para trabajar, entre otras cosas, que se hallaron rotas, que eran recientes, e incluso del día del accidente, respalda la presunción basada en la investigación preliminar de que (...) ocultó su enfermedad a su empleador y sus colegas profesionales", dijeron los fiscales alemanes.
Los documentos fueron hallados en el registro de las viviendas de Lubitz en Düsseldorf y en la localidad de Montabaur, donde no encontraron ninguna nota ni confesión, añadieron.
La salud mental de Lubitz - y qué es lo que sabían de ella Germanwings y su matriz, Lufthansa (XETRA:LHAG) - podría ser clave en cualquier proceso legal futuro sobre el accidente. Según la ley alemana, se requiere a los empleados que informen a sus empresas de inmediato si no pueden trabajar.
Varias informaciones aparecidas en los medios alemanes sugerían que Lubitz había sufrido depresión en el pasado, y que sus empleadores estaban al tanto al menos de parte de su historial.
El periódico alemán Bild informó el viernes de que el copiloto había padecido depresión durante un período en el que interrumpió su entrenamiento hace seis años. El diario señala que Lubitz pasó más de un año bajo tratamiento psiquiátrico.
Lufthansa ha reconocido que Lubitz había interrumpido su entrenamiento en 2009, pero añadió que no hay nada en los antecedentes del piloto que sugiriese que fuera un riesgo.
"Después de recibir el visto bueno, regresó a la preparación. Aprobó todas las pruebas y chequeos con mucho éxito. Sus capacidades de vuelo eran impecables", dijo el presidente ejecutivo de Lufthansa, Carsten Spohr, el jueves.
Citando documentos internos y fuentes de Lufthansa, Bild indicó que Lubitz había tenido depresión y ansiedad y que había sufrido un "grave episodio depresivo" en la época que suspendió su entrenamiento.
Lufthansa y los fiscales de Alemania no quisieron hacer comentarios sobre lo que publicó Bild.
Normalmente, un acuerdo internacional limita la responsabilidad de una aerolínea a cerca de 157.400 dólares por cada pasajero que muere en un accidente si la familia de la víctima no presenta una demanda, pero la cifra puede subir con un querella si se persiguen compensaciones por daños mayores.
"NO SIENTO IRA"
Los abogados que han representado a familias en anteriores desastres aéreos dijeron a Reuters que las potenciales demandas podrían centrarse en si Germanwings evaluó adecuadamente al copiloto antes y durante su empleo, y si la aerolínea debería haber tenido una política que exigiera dos o más personas en la cabina en todo momento durante el vuelo.
Varias aerolíneas se apresuraron a cambiar sus normas de cabina, para exigir un segundo miembro de la tripulación durante el vuelo.
Lufthansa anunció que aplicará nuevas normas que requieren que al menos dos miembros de la tripulación estén en la cabina del avión en todo momento, algo que ya se exige en Estados Unidos pero no en Europa.
Robert Tansell Oliver, cuyo hijo de 37 años, Robert Oliver Calvo, murió en el siniestro, dijo que la familia no tenía intención de demandar. Su hijo, padre de dos niños pequeños, había estado trabajando para la firma de moda Desigual en Barcelona.
"No siento ira. Lo siento mucho por los padres de este joven piloto. No puedo imaginarme lo que están pasando", dijo el padre a las puertas del hotel de Barcelona donde se alojan las familias de las víctimas.
"ACTO SUICIDA"
El viernes, el primer ministro francés, Manuel Valls, pidió paciencia pero dijo que la aerolínea alemana tenía la obligación de compartir toda la información que tuviera sobre Lubitz con los investigadores.
"Tenemos que esperar al final de la investigación. Debo ser cuidadoso cuando se trata de una investigación judicial, pero todo apunta a un acto criminal, loco, suicida que no podemos asimilar", dijo Valls al canal francés iTELE.
Personas que conocieron a Lubitz en Montabaur, donde nació, dijeron que era un hombre amistoso, pero callado, que aprendió a pilotar planeadores antes de pasar a la aviación comercial como copiloto en Germanwings en 2013.
No obstante, un amigo de Lubitz que lo conoció hace seis años y que volaba con él en la escuela de vuelo, dijo que en el último año se había vuelto aun más retraído.
"Volar era su vida", dijo la fuente, que accedió a conversar con Reuters sobre el estado psicológico de Lubitz a condición de anonimato. "Siempre solía ser un compañero callado, pero en el último año eso empeoró", agregó.