Por Gavin Jones
ROMA (Reuters) - Italia ha aprobado un paquete de medidas de apoyo a la economía que ofrece algo de ayuda a las empresas, pero está aumentando la presión para que el primer ministro Matteo Renzi dé pasos más significativos con los que sacar al país de la recesión.
Entre las medidas más significativas aprobadas por el parlamento el jueves por la noche figuran un recorte de los costes de energía para pequeñas y medianas empresas, ventajas fiscales para empresas que inviertan en maquinaria y nuevas reglas que permiten a las aseguradoras y a las gestoras de crédito prestar directamente a las empresas.
También se incluyeron medidas de menor alcance que afectan a distintos sectores, desde la agricultura hasta el medio ambiente.
El plan, bautizado como el "decreto de competitividad" cuando Renzi lo presentó en junio, ha recibido una acogida tibia por parte de los líderes empresariales, que han dicho que carece de una estrategia clara y no tiene en cuenta las necesidades reales de la industria.
Los datos de esta semana mostraban que la tercera mayor economía de la zona euro cayó inesperadamente en la recesión en el segundo trimestre, contrayéndose por undécima vez en los últimos 12 trimestres.
El jueves, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, dijo que Italia no ha hecho lo suficiente para reformar su mercado laboral, la burocracia o el sistema judicial, lo que se traduce en un clima desfavorable para la inversión.
Se espera ahora que la economía no crezca o apenas crezca en este año, alejándose de los pronósticos oficiales hechos en abril que apuntaban a una expansión del 0,8 por ciento. Este estancamiento tendrá repercusiones negativas en las ya tirantes finanzas públicas italianas.
Renzi dijo estar de acuerdo con los comentarios del presidente del BCE y que no son una crítica a su gobierno. En una entrevista televisiva, Renzi insistió el jueves en que su estrategia económica es sana y posiblemente sacará al país de la crisis.
"Vamos a trabajar mejor y más duro, pero le prometí a cambiar de dirección, no de cambiar el universo en tres meses", dijo el primer ministro, y agregó que sólo un "superhéroe de cómic" podría dar la vuelta a la economía en cuestión de meses.
"Con calma, con serenidad, estamos tomando este país de la mano y tirando de ella para sacarla de la crisis", dijo Renzi, quien se ha comprometido a cambiar la economía con una estrategia integral en los próximos 1.000 días.
FALTA DE URGENCIA
Los analistas se están preguntando cada vez más si Italia puede permitirse abordar sus problemas de forma gradual.
Riccardo Barbieri, economista jefe para Europa de Mizuho, dijo el viernes en una nota que la luna de miel de Renzi ha terminado. Pronosticó una contracción del 0,2 por ciento de la economía este año y pidió un replanteamiento de la agenda de reformas afirmando que "Italia no puede esperar 1.000 días."
El último paquete de medidas sufrió numerosos cambios durante un paso difícil en el Parlamento y finalmente consiguió 155 votos a favor y 27 en contra en una moción de confianza en el Senado, mientras el Gobierno trata de aprobar el catálogo de medidas antes del paréntesis veraniego.
Alberto Bombassei, presidente del fabricante de frenos Brembo, dijo que el decreto de competitividad tenía demasiadas medidas de menor importancia y ayudaba a las empresas que se verían beneficiados mucho más por una reducción del impuesto de sociedades.
"Me parece una clara señal de que el Gobierno ha perdido el rumbo en el momento", dijo en una entrevista en el diario La Stampa el viernes.
El principal estímulo económico aprobado hasta ahora por el nuevo Gobierno ha sido una rebaja del impuesto sobre la renta de las personas físicas de hasta 80 euros al mes para personas con bajos ingresos, mientras que los planes para una amplia reforma del rígido mercado laboral se han visto pospuestos hasta el próximo año.
El primer ministro, que asumió el cargo en febrero, se enfrenta a críticas por centrarse más en las reformas institucionales a largo plazo que en las medidas económicas urgentes en un momento en que crecen las preocupaciones por la debilidad de la economía italiana y por la enorme deuda.
El viernes, el Senado dará su primer visto bueno a los planes de Renzi para abolir la cámara alta como una institución elegida, el primer paso significativo en este proceso parlamentario, que llevará muchos meses y que podrá requerir un referéndum popular para poder convertirse en ley.