Castellón, 20 oct (.).- Varios testigos que han declarado este miércoles en el juicio por los daños causados por la plataforma Castor han señalado que sufrieron desperfectos en sus viviendas durante los seísmos que habría provocado la inyección de gas y los días posteriores a los mismos, y que notaron temblores "leves" y después salieron grietas, cayeron azulejos y se rompieron elementos.
La tercera sesión del juicio de esta causa ha acogido la declaración de testigos que han reportado esos daños y también la de una trabajadora de la plataforma marítima del Castor, frente a las costas de Vinaròs (Castellón), que ha indicado que cuando corrieron los episodios sísmicos ella no estaba trabajando, sino en su domicilio, y notó en dos ocasiones el temblor: "Me despertó porque movió la cama" en la que dormía, ha dicho, aunque fue "muy flojito" y no sintió miedo.
El juicio trata de esclarecer la responsabilidad de los dos acusados en los más de 500 movimientos sísmicos que se produjeron frente a las costas de Vinaròs en septiembre de 2013 como consecuencia de la inyección de gas en el subsuelo marino dentro de la actividad del proyecto Castor.
El Ministerio Fiscal solicita una pena de seis años de prisión para cada uno de los acusados, el expresidente de Escal UGS y su ex consejero delegado, Recaredo del Potro y José Luis Matínez Dalmau, por considerarles culpables de un presunto delito contra el medio ambiente. Las once sesiones previstas se prolongarán hasta el 15 de noviembre.
Los testigos de hoy han relatado individualmente cómo sintieron los seísmos que se produjeron en esos días, y han coincidido en que los dos temblores que percibieron movieron sus camas, desplazaron algunos objetos o tiraron un mueble.
Asimismo han declarado que se produjeron, en algunos casos, grietas en habitaciones, cocinas o fachadas de los inmuebles y roturas de azulejos en baños o cocina, bien inmediatamente después de los temblores o en los días posteriores.
Todos los testigos, a excepción de uno, reclaman por los daños que causaron los temblores, ya que al dar parte a sus compañías aseguradoras éstas les remitieron al Consorcio de Compensación de Seguros, que a su vez envió una carta a los reclamantes.
En ella se explicaba que "los movimientos sísmicos no han tenido intensidad suficiente para causar los daños" y además, la entidad "indemniza cuando se producen daños por fenómenos sísmicos de origen natural y no por la actividad de una empresa", como se sugiere en este caso.
Uno de ellos ha explicado que no sintió el seísmo porque estaba fuera pero encontró después, en su apartamento en Alcossebre, "cosas caídas y rotas" especialmente en el baño, en el que se fracturó "la mampara de la ducha, el inodoro, el lavabo y el mueble del lavabo".
El último de los doce testigos ha explicado que no sintió el seísmo y sobre la grieta que vio en su vivienda en Vinaròs "no sabía si era de eso o no", por lo que no reclamó al Consorcio de Compensación ni ha reclamado ahora por los daños.
Los testigos de esta tercera sesión no están agrupados en la asociación de afectados Aplaca, que está personada en la causa como acusación particular, y los cuales declararán en posteriores sesiones del juicio.
Aplaca reúne a 123 afectados que reclaman una indemnización a la empresa y a los dos directivos procesados de un total de 1.845.000 euros por los daños morales producidos por la "ola de pánico" generalizado que se produjo a consecuencia de los 552 seísmos que se detectaron en las poblaciones afectadas.
La acusación popular, ejercida en fase de instrucción por la Asociación Arca Ibérica, se retiró del proceso antes del inicio del juicio.