Por Steve Keating
(Reuters) - Se han disputado Super Bowls, la Series Mundiales y campeonatos de la NBA en Miami, pero el sábado será el fútbol, y una de las grandes rivalidades del deporte, la del Real Madrid y el Barcelona, la que haga que las gradas se abarroten en un extraño clásico lejos del territorio de los dos equipos.
Es la segunda vez, y la primera en 35 años, que el clásico se jugará fuera de España. El partido está recibiendo los honores de una final de la Super Bowl, con una semana de eventos que incluyen fiestas en la lujosa VIP South Beach, partidos de fútbol de famosos e incluso el Combate Clásico, un evento de MMA.
Se espera que el Hard Rock, estadio de los Miami Dolphins de la NFL de fútbol americano, llene sus 65.000 localidades y la web de reventa StubHub dice que el encuentro es el partido de fútbol más popular de la temporada, con precios que alcanzan los 5.500 dólares por asiento.
La cadena ESPN también tiene grandes planes, desplazando a 25 comentaristas para lo que se dijo que será la cobertura más completa de la historia de un partido de fútbol organizado en los EEUU.
Cualquier partido entre Real Madrid y Barcelona garantiza la atención, logrando una audiencia que suele empequeñecer a la de la Super Bowl.
Aunque el partido no es más que un amistoso, el sentido romántico unido a la rivalidad lo eleva a la categoría de espectáculo deportivo, con Matt Higgins, CEO de Relevent Sports, la compañía que organiza el partido, posicionando el encuentro como un momento decisivo para el fútbol en EEUU.
"Para mí representa un punto de inflexión fundamental en el ascenso mundial de fútbol (en los EE.UU.), el sueño de tener el Real Madrid y Barcelona, sin duda la mayor rivalidad en los deportes", dijo Higgins a Reuters. "Para mí esto representa la confianza que hemos ganado durante los últimos dos años"
"No sólo estamos mirando el partido, sino toda la semana como un escaparate de lo lejos que ha llegado el fútbol mundial en los Estados Unidos".
La hipérbole de Higgins puede ser exagerada, pero sí da una indicación clara del enorme apetito para los grandes partidos de fútbol en el país, y en particular para alineaciones que incluyen los mejores jugadores del mundo como Lionel Messi, Cristiano Ronaldo, Gareth Bale y Neymar.