Bruselas, 19 oct (EFE).- Alemania enterró hoy la posibilidad de que el Gobierno español pueda beneficiarse de forma retroactiva de la recapitalización directa y evitar así el impacto que esa inyección de capital tendría en las cuentas públicas de España, si bien hay líderes europeos que no se dan por vencidos todavía.
"No va a haber ninguna recapitalización directa retroactiva" para la banca española, afirmó tajante la canciller alemana, Angela Merkel, en la conferencia de prensa posterior a la cumbre europea, en la que explicó que la inyección directa de capital europeo "solo será posible en el futuro".
Eso es, una vez que los ministros de Finanzas de la eurozona (Eurogrupo) hayan establecido los criterios operativos exactos para que la pueda efectuar el fondo de rescate europeo, el permanente Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) y se haya creado un supervisor bancario único "efectivo".
La canciller rechazó que las elecciones de su país en septiembre de 2013 hayan pesado en su mente para descartar la recapitalización directa para la banca española por la dificultad que supondría explicárselo a su electorado y ante el Bundestag (Parlamento alemán).
"Ni se me ha pasado por la mente", afirmó. Merkel justificó su postura con el complicado proceso para establecer un supervisor bancario único efectivo, un prerrequisito para que pueda haber recapitalización directa, y con el hecho de que la banca española ya estará saneada cuando esté en marcha ese mecanismo.
"La banca española acaba de ser sometida a una evaluación internacional. Tiene unas necesidades de capital que se han determinado ahora y un programa mediante el cual será recapitalizada. Hasta ahí todo está decidido y ahora España solo tiene que pedir los tramos correspondientes", explicó.
A su juicio "cuando la supervisión bancaria esté instalada, ya no tendremos ningún problema con la banca española", o "esa al menos es mi esperanza".
El programa de ayuda europea de hasta 100.000 millones de euros, de los que España solo prevé pedir 40.000 millones, finalizará en junio de 2013.
El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, dijo por su parte que para España "tampoco es la preocupación más importante" y que no le preocupa el efecto de las ayudas europeas a las entidades españolas en la deuda, pues éstas supondrían un 4 % del PIB.
La negativa de Alemania no solo supone un jarro de agua fría para España, sino también para Irlanda, que aspiraba a beneficiarse igualmente de la recapitalización directa retroactiva para su banca.
Desde enero de 2013, cuando debe estar la base legal para el supervisor, a junio cuanto termine el programa español, hay seis meses de plazo que permiten a algunos líderes mantener la esperanza de que la recapitalización llegue aún así tiempo para España.
Así, el primer ministro italiano, Mario Monti, confió hoy en que "en cierto punto de 2013" el supervisor bancario alcance una operatividad "efectiva" y permita que ya ese año haya recapitalizaciones directas de la banca en problemas.
Otras fuentes diplomáticas situaron este plazo en el horizonte de 2014.
El presidente francés, François Hollande, argumentó en la misma línea porque también ve la posibilidad de haya recapitalización directa "a lo largo de 2013".
La postura de Alemania contrasta con el espíritu del acuerdo logrado en la cumbre del pasado 29 de junio, cuando se acordó la recapitalización directa y la necesidad de romper el círculo vicioso entre la banca y la deuda soberana -mediante la retroactividad- en lo que fue un pacto hecho a medida para España.
"No nos olvidemos de por qué estamos aquí. Estamos avanzando en nuestra respuesta a la crisis. Ahora necesitamos romper definitivamente el vínculo negativo entre deuda bancaria y deuda soberana. Es urgente", afirmó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, apelando en vano a los líderes de cumplir lo acordado hace tres meses.
La realidad es que no habrá supervisor bancario único el 1 de enero de 2013, sino solo un acuerdo sobre el marco legal para el mismo y después habrá que negociar el texto con el Parlamento Europeo y la Comisión Europea, aprobarlos en los parlamentos nacionales, seguidamente desarrollarlo a lo largo de ese año, contratar a cientos de supervisores y superar obstáculos legales.
El servicio jurídico del Consejo Europeo encuentra, además, serios obstáculos para dotar al BCE de poderes de supervisión directa y la participación de los países de fuera del euro en el sistema de votación, aunque Merkel dijo que le han asegurado que "parece posible" legalizar el mecanismo sin cambiar los Tratados.
La alternativa que ofrece es la creación de una junta específica que incluya a todos los países que quieran participar en la supervisión, que discutiría y votaría las decisiones, aunque el visto bueno final dependerá de los miembros del BCE. EFE
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