Madrid, 7 nov (.).- Europa necesita una agenda de crecimiento "genuinamente" europea que incentive la eficiencia de los mercados de productos y factores y que incorpore la transformación energética y la innovación y la tecnología, porque hasta ahora no está aprovechando la escala que dan más de 300 millones de habitantes.
Así lo ha explicado el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Oscar Arce, en una jornada sobre capital riesgo, en la que ha pedido rematar la arquitectura económica y financiera del área euro, con un Fondo de Garantía de Depósitos común, y fortalecer la Unión del Mercado de Capitales para diversificar las fuentes de inversión al margen de la banca.
La apelación cada vez más recurrente al uso de la política fiscal para complementar los efectos de la política monetaria "nunca ha volado muy alto" para el alto ejecutivo del supervisor español, porque "al votante alemán" no le convence.
El Banco Central Europeo (BCE) ha sido el "más audaz y agresivo" de todos los importantes del mundo, en su opinión, si se exceptúa al japonés, en su compromiso a través del paquete de estímulos aprobado en septiembre de lucha contra la baja inflación, reflejo a su vez de un débil crecimiento de la economía.
Las medidas de política monetaria no convencional aprobadas por el emisor europeo han tenido un impacto en el producto interior bruto (PIB) de la eurozona cercano al 1 % y han conseguido elevar la inflación en medio punto, aunque "seguramente" es insuficiente, porque los precios siguen todavía muy por debajo del objetivo del 2 %, ha recordado.
Los tipos de interés en Europa están en niveles tan bajos, incluso negativos, por el bajo crecimiento potencial de la economía europea y por el envejecimiento de la población, ya que en una economía envejecida se gasta menos y se ahorra más, lo que tiende a bajar los tipos, ha explicado.
El impacto de la desaceleración, derivada de la guerra comercial, es más fuerte en Europa que en otras áreas del mundo porque se trata de una economía mucho más abierta, más internacionalizada de lo que son la estadounidense, la china o la japonesa -tradicionalmente más abierta- y eso tiene su reflejo en la caída de las exportaciones de la UE al resto del mundo, ha destacado
Dos de los destinos más importantes de las exportaciones de la zona euro, como el Reino Unido y Turquía, están sufriendo además desaceleraciones sustanciales en su crecimiento.
El deterioro es evidente en el sector manufacturero, pero está empezando a incidir también en los servicios, hasta hora más resistentes, y en el empleo, que da muestras de desaceleración, según la fuente.
Aunque es difícil medir el impacto sobre la economía global de las medidas arancelarias aprobadas, hasta ahora pueden haber restado 0,4 puntos al PIB mundial, "Es serio, pero no catastrófico", ha afirmado Arce, para quien pese a todo esta situación no ha provocado una pérdida de confianza en los mercados financieros.
Además, el impacto de un hipotético "brexit" sin acuerdo -que a su juicio no es lo más previsible aunque no hay que descartarlo- entre seis y siete décimas de crecimiento del PIB, es una cantidad sustancial teniendo en cuenta que la economía de la zona euro está creciendo en el entorno del 1 %.