Por Aram Roston y Marisa Taylor
WASHINGTON, 23 abr (Reuters) - El 21 de enero, el día en que se reportó el primer caso de coronavirus en Estados Unidos, el secretario del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) apareció en Fox News para informar lo último sobre la enfermedad que asolaba China.
Alex Azar, un abogado de 52 años y exejecutivo de la industria farmacéutica, aseguró que el gobierno de Estados Unidos estaba preparado.
"Desarrollamos una prueba de diagnóstico en los CDC, por lo que podemos confirmar si alguien lo tiene", dijo Azar. "Vamos a difundir ese diagnóstico en todo el país para que podamos hacer pruebas rápidas en el lugar".
Si bien el coronavirus en Wuhan, China, era "potencialmente grave", dijo Azar a televidentes en Estados Unidos, "es algo para lo que tenemos una estrategia".
Los comentarios iniciales de Azar se equivocaron en dos frentes. Como muchos funcionarios estadounidenses, desde el presidente Donald Trump hacia abajo, subestimó la gravedad de la pandemia y, además, sobreestimó la preparación de su secretaría.
Como ahora se sabe, dos agencias que Azar supervisó -los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA)- no tuvieron pruebas viables durante cinco semanas y media, incluso cuando otros países y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya tenían preparada la suya.
Poco después de sus comentarios en televisión, Azar recurrió a un asesor de confianza con una experiencia mínima en salud pública para dirigir la respuesta de la agencia al COVID-19.
Brian Harrison se había unido al departamento después de dirigir un negocio de cría de perros durante seis años. Cinco fuentes dicen que algunos funcionarios en la Casa Blanca lo llamaban burlonamente "el criador de perros".
El optimista pronunciamiento público de Azar y la elección de un responsable sin experiencia son sintomáticos de la respuesta de su ministerio a la crisis.
El HHS es un departamento gigantesco que supervisa casi todas las agencias federales de salud pública del país, con un presupuesto de 1,3 billones de dólares que excede el Producto Interno Bruto de la mayoría de los países del mundo.
Azar y sus principales lugartenientes supervisaron las agencias de salud que tardaron en alertar al público sobre la magnitud de la crisis, tener una prueba para informar a los pacientes si estaban enfermos y entregar máscaras protectoras a los hospitales, incluso cuando los médicos lo pedían.
La primera prueba creada por los CDC, destinada a ser usada por otros laboratorios, tenía un problema técnico que la hizo inútil y que no se solucionó durante semanas.
No fue sino hasta marzo que las pruebas de otros laboratorios entraron en fase de producción. La falta de pruebas "limitó la capacidad de los hospitales para controlar la salud de los pacientes y el personal", dijo el Inspector General del HHS en un informe este mes.
La escasez de equipos "pone en riesgo al personal y a los pacientes", agregó.
Un programa de vigilancia de virus prometido no logró echar raíces, pese a las garantías que Azar dio al Congreso.
En lugar de compartir información, tres funcionarios actuales y tres exfuncionarios del gobierno dijeron a Reuters que Azar y el personal superior dejaron al margen a las agencias clave que podrían haber desempeñado un rol mayor para abordar la pandemia.
"Fue un desastre", dijo un funcionario de la Casa Blanca que trabajó con el HHS.
Funcionarios del gobierno, desde Trump para abajo, han sido criticados por la lenta respuesta estadounidense a la pandemia.
Los críticos dentro y fuera del gobierno dicen que una parte significativa de la responsabilidad recae en el HHS y Azar.
"Hay que culpar del problema al virus, pero es una operación de Azar", dijo Lynn Goldman, decana de la escuela de salud pública de la Universidad George Washington, que ha formado parte de las juntas asesoras de la FDA y los CDC. "La responsabilidad está ahí".
HHS dijo que Azar no estaba disponible para una entrevista y Michael Caputo, el nuevo portavoz principal del HHS, no quiso responder las preguntas de Reuters. "Nos estamos comunicando con el público estadounidense durante una pandemia mortal", sostuvo.
LABRADOODLES EN DALLAS
Azar es un abogado republicano que una vez trabajó para el difunto juez conservador de la Corte Suprema Antonin Scalia y es amigo del actual miembro del tribunal Brett Kavanaugh.
Durante el gobierno de George W. Bush, Azar trabajó para HHS como asesor y subsecretario. Durante los años de Barack Obama, pasó por el sector privado como cabildero y ejecutivo de una compañía farmacéutica.
Después de que el primer secretario de HHS de Trump fue forzado a renunciar por un escándalo de corrupción en viajes, Azar asumió en enero de 2018.
Dos años después, en los albores de la crisis del coronavirus, Azar nombró a Harrison, su jefe de personal y asesor más confiable, como coordinador principal del HHS para la respuesta del gobierno al virus.
Harrison, de 37 años, fue una elección inusual, sin educación formal en salud pública, administración o medicina y una experiencia limitada en esos campos. En 2006, se unió al HHS por un año como "asesor confidencial" de Azar, quien era subsecretario.
También ocupó puestos con el vicepresidente Dick Cheney, el Departamento de Defensa y una compañía de relaciones públicas de Washington.
Antes de unirse a la Administración Trump en enero de 2018, la biografía oficial de HHS de Harrison dice que "dirigió una pequeña empresa en Texas". La entrada no revela el nombre o la naturaleza de ese negocio, pero sus formularios de divulgación financiera personal muestran que desde 2012 hasta 2018 encabezó Dallas Labradoodles.
La compañía ofrece labradoodles australianos, una raza que es un cruce entre un labrador retriever y un caniche. La vendió en abril de 2018, según su formulario de divulgación financiera.
Este enero, Harrison se convirtió en un administrador clave de la respuesta del virus HHS. "Todos tenían que reportarle", dijo un funcionario del HHS.
Una decisión cuestionable, dicen tres fuentes, llegó ese mes, después de que la Casa Blanca anunció que convocaría a un grupo de trabajo sobre coronavirus.
La función del HHS era reunir recursos de agencias clave de salud pública: los CDC, la FDA, los Institutos Nacionales de Salud, la Oficina de Asuntos Globales y el Secretario Asistente de Preparación y Respuesta.
Harrison decidió, según las fuentes, excluir al comisionado de la FDA Stephen Hahn del grupo de trabajo. "Dijo que no necesitaba estar", según un funcionario con conocimiento del asunto.
Cuando los miembros del grupo de trabajo fueron anunciados el 29 de enero, ni Hahn ni la FDA fueron incluidos.
Hahn no fue incluido en el grupo de trabajo hasta que el vicepresidente Mike Pence asumió el mando y quedó a cargo en febrero.
El HHS negó que fuera decisión de Harrison no incluir a Hahn y la FDA, pero no quiso decir quién estuvo detrás de la medida. La agencia elogió el trabajo de Harrison en el grupo de trabajo.
Contactado por teléfono, Harrison no quiso responder las preguntas de Reuters. En una declaración posterior, no abordó interrogantes sobre el grupo de trabajo, pero dijo que estaba orgulloso de su historia laboral.
"Los estadounidenses estarían mejor protegidos si tuvieran más funcionarios del gobierno que comenzaron trabajando en pequeñas empresas familiares y menos tratando de usar esa experiencia para atacarlos y distorsionar la historia", escribió.
En una declaración a Reuters, Azar dijo que Harrison ha sido un activo. "Desde el primer día, Brian ha demostrado un notable liderazgo y talento gerencial", escribió.
(Reporte de Aram Roston y Marisa Taylor en Washington. Editado en español por Javier López de Lérida)