Natalia Kidd
Buenos Aires, 15 nov (EFE).- La aceleración en la caída de las reservas monetarias, con una salida que en lo que va del año supera ya los 10.000 millones de dólares, ha encendido luces de alerta sobre el rumbo de la política monetaria del Gobierno argentino.
La caída responde a múltiples factores, desde el pago de la onerosa factura energética hasta los compromisos internacionales de deuda asumidos por el país, pasando por las consecuencias del llamado "cepo al dólar" impuesto por el Ejecutivo de Cristina Fernández.
En octubre, las reservas del Banco Central cayeron 1.295 millones de dólares, cuando un año antes habían registrado una leve subida, lo que marca la tendencia de aceleración en el ritmo de caída.
Hasta mediados de noviembre, la pérdida anual sumó unos 10.700 millones de dólares y dejó las reservas del Banco Central en 32.600 millones de dólares, un nivel similar al de 2006.
Entre las causas de esta caída están los pagos de los compromisos de deuda, que obligan al Banco Central a girar al Tesoro fondos millonarios, así como la onerosa factura energética de Argentina, cuyo déficit de combustibles le obliga a fuertes importaciones.
Otra ventana de drenaje es consecuencia del "cepo al dólar" impuesto por el Gobierno con el objetivo de frenar el atesoramiento de divisas, que se ha traducido en un pujante mercado negro en el que la cotización de la divisa casi duplica al cambio oficial.
Los argentinos solo pueden disponer de dólares para viajar al exterior y han acelerado la adquisición de paquetes abonados al cambio oficial o con tarjetas de crédito, operaciones de las que responde el Banco Central.
Precisamente, desde la instauración del "cepo cambiario", en octubre de 2011, Argentina perdió reservas monetarias por unos 14.100 millones de dólares.
Apenas unos meses antes, en enero de 2011, las reservas internacionales de Argentina habían alcanzado un récord histórico de 52.654 millones de dólares.
Pero bajaron considerablemente -hasta los 50.000 millones- en vísperas de las elecciones primarias de agosto de ese año, previas a las presidenciales que le dieron la victoria a Fernández para un segundo mandato.
Este drenaje tuvo su correlato en el mercado cambiario con fuertes compras de dólares, una fuga de capitales a la que la reelegida presidenta Cristina Fernández quiso poner coto con un cepo que, finalmente, no ha resuelto la salida de divisas.
Al vedar la adquisición de dólares para atesoramiento, el Banco Central esperaba consolidar una posición netamente compradora en el mercado cambiario, pero los números muestran que, por el contrario, la autoridad monetaria tiene una posición vendedora.
En los primeros diez meses del año, el Banco Central acumuló ventas netas de divisas por 2.385 millones de dólares, cuando en igual período de 2012 registró un saldo comprador de 7.962 millones de dólares.
Está claro que en el mercado hay escasez de dólares y exceso de pesos, derivados no sólo del "cepo cambiario" sino también de una política monetaria expansiva, gasto fiscal sostenido y una estrategia de desendeudamiento sin financiación externa.
Consultores privados creen que esta profundización en últimos meses en la pérdida de divisas hace probable que el Gobierno tome medidas para, por lo menos, moderar la caída.
Una posibilidad con la que especulan los expertos es incrementar la tasa del 20 % que se aplica sobre la compra de paquetes turísticos y los gastos con tarjeta en el exterior, aunque el Fisco acaba de desmentir que estudie esa alternativa, mientras que otros arriesgan que el Gobierno podría "desdoblar" el mercado cambiario y crear más de un tipo de cambio oficial para distintas actividades.
De momento, el Ejecutivo busca que los empresarios suscriban instrumentos financieros que engrosen las reservas del Central y esperan cerrar un acuerdo para reestructurar la deuda con el Club de París como vía para destrabar inversiones extrajeras privadas en el país.
Sin embargo, son varios los economistas que creen que, a pesar de que se tomen medidas de este sentido, el Banco Central no recuperará una posición compradora en el mercado de cambios y, en consecuencia, no dejará de perder reservas. EFE