Por Estelle Shirbon y Sarah Young
LONDRES, 9 abr (Reuters) - Las compañías aéreas criticaron los planes de Reino Unido para reanudar los viajes internacionales, afirmando que los costosos requisitos de pruebas diagnósticas para los viajes a países de bajo riesgo de COVID-19 significarían que solo las personas adineradas podrían disfrutar de vacaciones en el extranjero.
Según las propuestas del Gobierno británico, las aerolíneas y los pasajeros no sabrán hasta principios de mayo si los viajes internacionales se reanudan a partir del 17 de mayo, un plan que no satisface las esperanzas de claridad que tenía el sector.
Las aerolíneas y las empresas de viajes están ansiosas por que tenga lugar un verano excepcional tras un año de restricciones. Sin un alto nivel de viajes sin limitaciones, algunas podrían verse en apuros para sobrevivir o necesitar nuevos fondos.
El Gobierno británico ha propuesto un sistema de "semáforo" en el que los países se clasifican en rojo, ámbar o verde en función de los riesgos por COVID-19. Los países verdes requerirán una prueba de PCR que cuesta unas 100 libras (135 dólares) para los viajeros una vez que lleguen al Reino Unido.
"Esto no representa una reapertura de los viajes como prometieron los ministros", dijo Airlines UK, un organismo del sector que representa a British Airways, easyJet (LON:EZJ), Ryanair (LON:RYA), Virgin Atlantic y otras.
"Es un nuevo revés para un sector que está de rodillas".
EasyJet, la mayor aerolínea británica por número de pasajeros, destacó el requisito de las pruebas de PCR, cuyo coste, según dice, es superior al de algunas de sus tarifas de vuelos, y pidió al Gobierno que reconsiderara su plan.
"Se corre el riesgo de dar marcha atrás y hacer que volar sea sólo para los ricos", dijo el director ejecutivo de easyJet, Johan Lundgren.
Los británicos han abrazado la era de los viajes de bajo coste en los últimos 20 años y se encuentran entre los turistas que más gastan en Europa. En 2019, más de seis de cada diez británicos tomaron vacaciones en el extranjero.
El ministro de Transporte, Grant Shapps, dijo que el Gobierno quería abaratar las pruebas para viajar y sugirió que, con el tiempo, la prueba de PCR podría cambiarse por una prueba de flujo lateral, más asequible.
"Como Gobierno, nos hemos comprometido a trabajar para reducir los costes y, con el tiempo, revisar el tipo de prueba", declaró a la BBC.
El marco para los desplazamientos se revisará a finales de junio, en julio y de nuevo en octubre, según el Gobierno británico.
"No estoy diciendo a la gente que no debería reservar unas vacaciones ahora", dijo Shapps. "Es la primera vez que puedo decir eso desde hace muchos meses".
El número de casos de COVID-19 en Reino Unido se ha reducido drásticamente desde el pico de enero, bajo un estricto confinamiento en el que se han prohibido las vacaciones, pero una de las prioridades del Gobierno es evitar que el éxito de su programa de vacunación se malogre con la importación de variantes resistentes a la vacuna desde el extranjero.
Con el sistema de semáforo, restricciones como la cuarentena en hoteles, la cuarentena en el domicilio y las pruebas obligatorias de COVID se aplicarán de forma diferente en función de la categoría de país de la que proceda un pasajero.
Habrá una "lista de vigilancia verde" que identificará a los países con mayor riesgo de pasar de verde a ámbar, aunque el Gobierno dijo que no dudaría en cambiar la categoría de un país si los datos mostraran que el riesgo ha aumentado.
Un sistema de certificación digital de los viajes también formaría parte del plan, pero las propuestas ofrecieron pocos detalles aparte de indicar que Reino Unido quiere desempeñar un papel de liderazgo en el desarrollo de estándares.
(Reporte de Estelle Shirbon y Sarah Young; reporte adicional de Michael Holden editado por Diane Craft, Robert Birsel y Nick Macfie, traducido por Tomás Cobos)