Arantxa Iñiguez
Fráncfort (Alemania), 9 mar (EFE).- Las recientes subidas de los tipos de interés en las economías emergentes para estabilizar el tipo de cambio de sus divisas pueden minar la macroeconomía por la acumulación de deuda que tienen, advierte el Banco de Pagos Internacionales (BPI).
El BPI señala en su último informe trimestral, publicado hoy, que "en la coyuntura actual, valorar la postura monetaria apropiada en muchas economías emergentes es complicado por el hecho de que las condiciones de política monetaria han sido muy expansivas los últimos años".
Restringir podría normalizar la política, alineando mejor las tasas de interés con las condiciones macroeconómicas, porque el prolongado periodo de bajos tipos de interés ha estimulado la rápida acumulación de deuda en algunos países.
Subir las tasas de interés en un momento de debilitamiento de las perspectivas económicas "podría precipitar una relajación desordenada de los desequilibrios financieros al incrementar el coste del servicio de la deuda de prestatarios desbordados".
Los tipos de cambio de las economías emergentes se depreciaron un 10 % en 2013 frente al dólar.
Los inversores aceleraron su retirada de las economías de mercado emergentes hacia finales de 2013, "conforme sus débiles perspectivas de crecimiento seguían alejándose del optimismo imperante en los mercados maduros y a medida que la política monetaria estadounidense reducía su flujo de dinero", recuerda el BPI.
Además, "las señales de debilitamiento económico y de riesgos financieros crecientes en China también inquietaron a los inversores", según el BPI, el banco de los bancos centrales.
Como contrapartida, se produjeron salidas de inversiones de cartera y caídas de los precios de los activos.
Al mismo tiempo, las monedas de mercados emergentes siguieron perdiendo valor, provocando aumentos de las tasas de interés oficiales e intervenciones en los mercados de divisas.
El Banco Central ruso vendió 7.800 millones de dólares en enero, en comparación con los 7.000 millones de dólares en junio y julio.
El peso argentino, la lira turca y el rand sudafricano también se depreciaron con fuerza desde comienzos de 2014 y hasta el 3 de febrero porque los mercados penalizaron a países con elevados déficit por cuenta corriente.
Los bancos centrales de estos países subieron con fuerza los tipos de interés.
"Aunque la reciente caída de los tipos de cambio de las economías emergentes guarda parecido con el episodio de ventas generalizadas de mediados de 2013, los factores subyacentes son distintos", dice el BPI, cuya sede está en la ciudad suiza de Basilea.
A mediados de 2013, las fuertes depreciaciones tendieron a concentrarse en las monedas de economías de mercado emergentes con abultados desequilibrios externos, elevada inflación o rápido crecimiento del crédito interno.
Esta vez, sin embargo, las depreciaciones reflejaron incertidumbres políticas y diferencias en las perspectivas de crecimiento.
Los bancos centrales han intervenido con mucha más fuerza en esta ocasión.
En las economías avanzadas continuó la tendencia alcista. Los inversores recibieron con beneplácito las muestras de apoyo al crecimiento por parte de las autoridades, así como las sorpresas económicas positivas, especialmente en la zona del euro y el Reino Unido.
Así pues, no se alarmaron ante el anuncio y posterior inicio de la retirada gradual de estímulos monetarios en EEUU.
El estrechamiento de los diferenciales de rendimiento se prolongó hasta mediados de enero, mientras los continuos flujos de entrada en los fondos de renta variable mantenían la presión alcista sobre los precios de las acciones.
A finales de enero los malos datos sobre crecimiento del empleo en EEUU y las presiones sobre las economías de mercado emergentes enfriaron los ánimos en los mercados.
Esto ocasionó una caída brusca, aunque transitoria, de las valoraciones en todas las clases de activos, salvo los más seguros, según el BPI.