Por Arshad Mohammed y Denis Dyomkin
SOCHI, Rusia (Reuters) - El Secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, calificó el martes como "francas" sus conversaciones con el presidente ruso, Vladimir Putin, sobre Ucrania y Siria, y dijo que era importante que ambas naciones estuvieran en contacto.
Kerry se reunió con el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, durante más de cuatro horas antes de sentarse a la mesa con Putin en un hotel junto al mar Negro, en Sochi, donde tuvo lugar el primer encuentro al más alto nivel con un representante estadounidense desde que comenzase la crisis en Ucrania en otoño de 2013.
"Tuvimos conversaciones francas con el presidente Putin y el ministro Lavrov en temas claves como Irán, Siria y Ucrania", dijo Kerry en su cuenta oficial de Twitter (NYSE:TWTR).
Aunque se esperaba que discutieran asuntos como las negociaciones nucleares con Irán, Yemen y Libia, el viaje parecía concebido más para mantener el contacto entre los dos países que para otra cosa, dado que las relaciones entre Estados Unidos y Rusia se encuentran en su punto más bajo desde la Guerra Fría.
"Es importante para nosotros mantener abiertas estas líneas de comunicación. Es importante intentar hablar con quien toma las decisiones en última instancia", dijo un responsable del departamento de Estado que atendió a los periodistas cuando Kerry comenzó su viaje a Rusia.
"Tenemos muchos negocios que podríamos hacer juntos si hubiera interés", añadió el funcionario, que habló bajo condición de anonimato.
El portavoz de Putin, Dimitri Peskov, se mostró favorable a la reunión, a la que consideró un paso positivo.
"A través del diálogo, es posible encontrar caminos para la normalización y una colaboración más cercana a la hora de lidiar con problemas internacionales", dijo Peskov a los periodistas antes de que comenzasen las negociaciones.
Pero añadió que "Rusia nunca comenzó este enfriamiento de las relaciones".
Los lazos entre Washington y Moscú se han deteriorado desde que Rusia se anexionó la península ucraniana de Crimea en marzo de 2014, y comenzase a apoyar a los rebeldes separatistas pro-rusos en el este de Ucrania. Rusia acusa a Estados Unidos de orquestar el derrocamiento de un presidente ucraniano afín al gobierno de Moscú el año pasado.
Los norteamericanos han responsabilizado a Rusia de fracasar a la hora de retirar armas pesadas, como cañones antiaéreos, tanques o artillería, del frente de guerra en el este de Ucrania, violando así el tratado de paz acordado en Minsk en febrero y conocido como Minsk 2.
Rusia niega estar armando a los rebeldes separatistas que combaten contra el gobierno y apoyarles con sus propias fuerzas armadas. Más de 6.100 personas han muerto desde que comenzó la crisis, en abril de 2014.
Estados Unidos y la UE impusieron sanciones económicas a Rusia después de la anexión de Crimea, y se han incrementado desde entonces.
Washington y Moscú también mantienen una pugna por la guerra civil en Siria, donde Rusia ha apoyado al presidente Bashar al Asad, mientras que los norteamericanos son partidarios de una transición política para terminar con su mandato.