Por Angus MacSwan y Angus Berwick
VILLANUEVA DE LA TORRE, España, (Reuters) - Vanesa Sánchez, alcaldesa en una ciudad triste en las llanuras del centro de España, está harta y exasperada.
Cuenta que trabaja de sol a sombra sin percibir un céntimo para mantener viva Villanueva de la Torre, popularmente conocida como "Villadesahucios" por la elevada tasa de ejecuciones hipotecarias.
Hace varios años, la localidad estaba llena de parejas jóvenes paseando con carritos de bebé y disfrutando de unas viviendas modernas, construidas con las maneras de los suburbios americanos y financiadas con unos generosos créditos.
Pero llegó la crisis económica al país, los bancos cerraron el grifo del crédito, el dinero se acabó y ahora algunos perfiles del panorama lo dibujan ordenadas filas de viviendas vacías, con las ventanas frontales tapiadas y las calles semidesiertas.
La situación en Villanueva es emblemática de los sueños rotos de una generación de españoles que alcanzaron la mayoría de edad después de la dictadura franquista y también ayuda a explicar la nueva dinámica política del país.
El viejo orden que ha controlado la vida política en las últimas décadas está viéndose desafiado por nuevas fuerzas más jóvenes que canalizan la desesperación y el disgusto en un país con una tasa de paro superior al 20 por ciento. Algunos incluso no dudan de etiquetar el momento como una "segunda transición".
"La clase política está podrida", dice Sánchez, líder de Ahora Villanueva de la Torre, un partido afiliado al grupo de izquierdas Podemos que acaba de estrenarse con amplia presencia en el Congreso nacional.
En su oficina en el ayuntamiento de la ciudad, se lamenta de los recortes en educación, salud y servicios sociales que han azotado al conjunto del país en los años de la crisis y la disciplina fiscal.
"Pero ahora entramos en una nueva era", dice.
Durante las próximas semanas se verá si ese es efectivamente el caso después de unas elecciones generales el pasado 20 de diciembre con un resultado muy fragmentado y de difícil aplicación.
Aunque el Partido Popular, que ha gobernado el país durante los últimos cuatro años, fue la fuerza más votada, quedó muy lejos de la mayoría absoluta.
Su popularidad se ha erosionado entre numerosos casos de corrupción y fuertes medidas de austeridad implementadas para combatir una larga recesión en la quinta mayor economía de la UE.
El Partido Socialista (PSOE), que se ha alternado en el poder con el PP desde la transición a finales de los 70, quedó en segunda posición, pero también con unos resultados mucho peores de lo que está acostumbrado. A cambio, dos nuevos partidos, el grupo antiausteridad Podemos y el partido de centroderecha Ciudadanos han emergido con fuerza mostrando las ganas de cambio de parte de la sociedad.
Los partidos maniobran ahora para conseguir difíciles coaliciones para formar gobierno - un nuevo concepto a nivel nacional - con el presidente en funciones, Mariano Rajoy, llamando a una gran coalición con el PSOE y los socialistas rechazando de plano al PP y tratando de alcanzar acuerdos con otras fuerzas, en los que Podemos jugaría un papel relevante.
La dificultad de alcanzar acuerdos hace que una repetición de las elecciones sea una posibilidad nada desdeñable.
"Soy muy optimista, hemos roto el bipartidismo, hemos dado nuevas formas de una alternativa", aunque reconoce que "el camino no es fácil".
La política en el país se ha fracturado de manera inédita desde los primeros años de la transición.
En esa época, el país dejó atrás su condición de estado de esquina trasera y reprimida de Europa para convertirse en una democracia próspera, una potencia económica cuyos empresarios conquistaron el mundo y disfrutó también de un renacimiento cultural.
También sufrió durante años los golpes de una ETA ahora casi extinta. Sin embargo, el fuerte impulso por la independencia en Cataluña, pese a no tener componentes violentos, complica también el escenario actual.
ATRAPADO
Luciano Busto es una de las personas que quedaron atrapadas en Villanueva.
Apenas 50 kilómetros al este de Madrid, la localidad pasó de 600 habitantes en 2003 a casi 6.500 actualmente censados como consecuencia de un salvaje desarrollo urbanístico en una nueva ciudad dormitorio de chalés y calles aseadas. El crédito fácil de los bancos hizo que las viviendas se vendieran en un abrir y cerrar de ojos.
Busto compró una vivienda de cuatro dormitorios con su pareja por 300.000 euros, 200.000 de los cuales fueron prestados a crédito por Bankia (MC:BKIA). Trabajaba como administrador en una compañía siderúrgica y como actor.
Pero en 2008 perdió su empleo después de que la empresa en la que trabajaba fuese comprada por una multinacional extranjera. Entonces decidió abrir una tienda de vinos, pero explica que después de varios años de intentar sacar el negocio a flote "lo perdí todo".
Su pareja también sufrió en sus carnes el drama del desempleo y regresó a Ecuador enferma de cáncer.
Cuando en 2013 dejó de pagar la letra del préstamo por tercer mes consecutivo, Bankia inició el procedimiento de ejecución de la hipoteca. Desde entonces está tratando de retrasar la subasta de la vivienda y se niega a entregar las llaves de la casa a la entidad de crédito en tanto en cuanto no se le ofrezca un nuevo sitio para vivir.
Un portavoz de Bankia explicó que el desahucio es siempre la última y más desesperada solución y explicó que la entidad trata de evitar cuando es posible esta eventualidad.
En Villanueva, la ciudad más hipotecada de España, 54 familias se enfrentan a procesos de desahucios y el precio de la vivienda tipo ha pasado de 350.000 euros a unos 130.000 euros.
A sus 48 años, Busto vive con su madre y está involucrado por la plataforma Stop Desahucios, un grupo que combate los desahucios.
"Las dos Españas cohabitan dentro de todo", dice. "Es un país dividido".
En su opinión, la élite política no se ha desprendido del legado de Franco, sobre todo en su codicia.
"Acabar con la corrupción va a tomar mucho tiempo. No tienes más que ver a la familia real", dijo en relación al escándalo que tiene sentada en el banquillo a la infanta Cristina, acusada de participar en un supuesto fraude fiscal.
Busto ha encontrado un trabajo a tiempo parcial como profesor de arte dramático en Madrid mientras que el desempleo en Villanueva ronda el 33 por ciento, 12 puntos por encima de la media nacional.
LA GENERACIÓN PERDIDA
El desempleo ha sido un gran motivo de desesperación en los últimos años. Aunque las cifras han mejorado recientemente, hay toda una "generación perdida" afectada por este problema de largo plazo.
Miles de jóvenes españoles, muchos de ellos con títulos universitarios, han dejado el país para buscar empleo en el extranjero, muchos de ellos con trabajos mal remunerados tales como camareros en Londres.
Uno de los que se quedó fue Dani Aguilera, peluquero y músico de 26 años, residente en Madrid. Nació una década después de la intentona de golpe de estado militar de 1981 y se crió en los tiempos prósperos.
Pero está convencido de que España vuelve a un período de tensiones.
"Todavía hay gente que piensa como antes. Los viejos partidos políticos no están en el siglo 21. Necesitamos gente con mentalidad del siglo 21".
Aguilera gana entre 700 y 800 euros al mes trabajando 20 horas a la semana en una peluquería en la madrileña Plaza Mayor. Por las noches, se desdobla como cantante interpretando una fusión de rap, flamenco y blues con letras que hablan de las dificultades diarias.
En una conversación antes de su actuación en el Bar Calvario, de Lavapiés - un barrio céntrico en el que conviven jóvenes artistas con inmigrantes árabes y africanos - Aguilera se lamenta de la corrupción.
"No hay castigo, nadie va a la cárcel", dice, para explicar después con una metáfora el declive del país.
"Cuando tomas el primer trago no te preocupan las cosas, pero si bebes demasiado, te emborrachas. Y después tienes resaca"
NUEVO IMPULSO
El fragmentado entorno también está causando consternación en otros sectores. El empresario Agustín Maiz resume en una palabra el estado de la política española: "Mierda".
La actual incertidumbre está dañando los negocios, explica el empresario de 50 años que posee una empresa de intercambiadores de calor y que se autodefine como liberal.
"Mi impresión es que, a menos que encontremos una estabilidad política, será duro. Todos están parando inversiones y siendo cautos. La gente tiene miedo", explica.
Añade que un gobierno de izquierdas podría ser peligroso y que los anteriores gobiernos socialistas han derrochado fondos públicos, pero dice que incluso serían preferibles a una situación continuada de inestabilidad.
Maiz quiere reformas laborales y explica que el coste de despedir a los trabajadores ineficientes es demoledor y que le gustaría pagar más a nuevos trabajadores. Pero reconoce que estas normas están "tatuadas en la mentalidad española".
El nuevo impulso a la clase política no viene solo de la izquierda. La formación Ciudadanos, a la que la clase empresarial mira con buenos ojos, ofrece una alternativa aparentemente menos extrema.
"La primera transición fue una transición en la que pasamos de una dictadura a una partidocracia, un sistema político basado en dos partidos muy fuertes", opina Ignacio Aguado, abogado de 32 años que ahora es miembro de la Asamblea de Madrid en representación de Ciudadanos. "Lo que nosotros estamos demandando es una segunda transición que pase de la partidocracia a los ciudadanos".
Añade que la nueva era requiere de acuerdos, consensos y coaliciones, algo común en otros países europeos, pero inusual en España.
La política de coaliciones ya ha tenido su reflejo en gobiernos municipales y regionales. En la Comunidad de Madrid, el PP gobierna con el apoyo de Ciudadanos, que también prestan bajo supervisión su apoyo al gobierno socialista en Andalucía. Podemos, por su parte, ha sido clave en la formación de un gobierno presidido por el PSOE en la Comunidad Valenciana.
"Hay una nueva generación de políticos cansada de lo que han visto en los últimos años. La democracia española ha madurado mucho en los últimos 30 años, pero nosotros exigimos más y mejor", explica. "Lo que hay que hacer con las cosas que han salido mal es corregirlas, no acabar con todo, no replantearse la transición, no volver otra vez a los 80".