París, 31 ago (.).- El presidente francés, Emmanuel Macron, considera que la regla de un déficit público que no supere el 3 % del producto interior bruto (PIB) ha dejado de ser pertinente, pero su país la respetará desde 2017 para ser creíble en la UE, porque quiere imponer, con reformas, la idea de una Europa que proteja.
"Se ha terminado la Europa hecha únicamente para los ganadores en cónclaves cerrados" y sólo se avanzará en el proyecto europeo con "una adhesión democrática" y a condición de establecer "estándares comunes en materia social, fiscal y medioambiental", subraya Macron en una larga entrevista publicada hoy por el semanario "Le Point".
Para corregir esta Europa que ahora "funciona mal", el presidente francés presentará una serie de propuestas tras las elecciones alemanas del 24 de septiembre, y en particular dotar a la zona euro de un presupuesto, "un Ejecutivo y un Parlamento para garantizar el control democrático".
Ese presupuesto deberá representar "varios puntos de PIB de la zona euro", podría alimentarse con una atribución de impuestos ahora nacionales, y debe servir para "establecer primero un mínimo de solidaridad" para acudir a los mercados y conseguir más dinero con el que "invertir y absorber los choques económicos".
Sobre la regla del límite del 3 % de déficit público, el presidente francés señala que "se definió en otra época y no es económicamente la más pertinente", pese a lo cual Francia no está legitimada para cuestionarla cuando se encuentra en procedimiento por déficit excesivo desde 2011 por incumplirla.
Su razonamiento es que los franceses "tenemos que ser fuertes para poder cambiar Europa en profundidad, que será el objetivo del próximo trimestre" y por eso su país tendrá un déficit inferior a ese umbral tanto en 2017 como en 2018, con el objetivo de "abrir inteligentemente el debate sobre los verdaderos temas importantes".
Entre esos destaca su voluntad de reformar la directiva europea de los trabajadores desplazados con "la posibilidad de un acuerdo antes de finales de año".
Sobre esa reforma, critica la posición del Ejecutivo polaco, cuya primera ministra, Beata Szydlo, advirtió de que defenderán "hasta el final" su posición en contra.
"Denuncio -afirma Macron- ese enfoque y más ampliamente la política muy preocupante del Gobierno polaco, que cuestiona la solidaridad europea e incluso el Estado de Derecho".