Por Maggie Fick
KISUMU, Kenia (Reuters) - Partidarios de la oposición keniana se enfrentaron a la policía y levantaron barricadas en llamas el jueves, tratando de frustrar una repetición electoral que probablemente devolverá a Uhuru Kenyatta la presidencia de la principal potencia económica y política de África Oriental.
En la ciudad occidental de Kisumu, grupos de jóvenes que lanzaban piedras - siguiendo el llamamiento a boicotear las elecciones del líder de la oposición, Raila Odinga - se enfrentaron a disparos, gases lacrimógenos y cañones de agua de las fuerzas de seguridad.
Los disparos mataron a un manifestante e hirieron a otros tres, informó una enfermera. Reuters no encontró centros electorales abiertos en la zona.
La policía antidisturbios lanzó gases lacrimógenos en Kibera y Mathare, dos barrios marginales e inestables de Nairobi. Los manifestantes provocaron incendios en Kibera a primera hora de la mañana, lanzaron bombas incendiarias contra una iglesia en Mathara y atacaron a un votante.
Alrededor de 50 personas han sido asesinadas, la mayoría por las fuerzas de seguridad, desde las primeras elecciones del 8 de agosto. El Tribunal Supremo anuló la victoria de Kenyatta por razones del procedimiento y ordenó una nuevas elecciones en 60 días, pero Odinga pidió un boicot frente a las preocupaciones de que la votación no sería libre y justa.
La repetición de las elecciones se está siguiendo de cerca en África Oriental, que depende de Kenia como centro comercial y logístico, y en África Occidental, que considera a Nairobi un refugio frente los grupos islamistas de Somalia y la guerra civil en Sudán del Sur y Burundi.
Aunque las tensiones eran palpables en los bastiones de la oposición, otras zonas estaban en calma. En la capital llegaban a los centros electorales votantes a cuentagotas, en contraposición a las largas colas de votantes que se formaron en agosto.
El ministro del Interior, Fred Matiang'i, dijo a Citizen TV que el 90 por ciento de los centros de electorales del país abrieron, incluido Kiambu, donde Kenyatta emitió su voto.
Una década después de que 1.200 personas murieran en otras elecciones conflictivas, muchos keniatas temían que la violencia pudiera extenderse.
Si algunos distritos no celebran elecciones, éstas podrían ser cuestionadas en los tribunales, lo que agitaría las divisiones étnicas y la inestabilidad a largo plazo.