Nueva York, 24 may (EFE).- Wall Street volvió a cerrar hoy sin un rumbo claro en una nueva jornada en la que los inversores estuvieron muy pendientes de cada noticia procedente de Europa y en la que los datos macroeconómicos difundidos en Estados Unidos no brillaron lo suficiente como para levantar la jornada.
Como se ha convertido ya en tradición esta semana, la tendencia en el parqué neoyorquino cambió totalmente en el último tramo de las contrataciones debido a la reacción a unas nuevas declaraciones procedentes del otro lado del Atlántico, que en esta ocasión salieron de la boca del primer ministro de Italia, Mario Monti.
El dirigente italiano aseguró que la "mayoría" de los países de la Unión Europea respaldan la emisión de deuda conjunta en Europa, los llamados eurobonos, unas palabras a las que se aferró Wall Street para dejar atrás los números rojos que habían predominado todo el día.
Así, el Dow Jones se desvistió de ese rojo y terminó finalmente con una subida del 0,27 % ó 33,6 puntos, con lo que se colocó en las 12.529,75 unidades, en tanto que el selectivo S&P 500 ganó el 0,14 %.
En cambio, el índice compuesto del mercado Nasdaq no pudo deshacerse de sus pérdidas y terminó el día con un retroceso del 0,38 %.
El debate sobre la conveniencia de adoptar los eurobonos como una medida para salir del atolladero en el que se encuentra la zona euro ya había protagonizado el arranque de la cumbre informal de líderes europeos de Bruselas, donde el presidente francés, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, dejaron muy claras sus divergencias al respecto.
La cumbre no arrojó grandes planes para solventar la crisis europea, aunque se trazaron recetas de crecimiento como el aumento del capital del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y el uso de bonos para financiar proyectos de infraestructura clave.
La falta de un fuerte golpe de mano en el Viejo Continente tuvo que ver en la indecisión de los inversores neoyorquinos, que además siguen digiriendo la posibilidad de que Grecia abandone la zona euro y las consecuencias que podría tener ese evento en la economía de la región y, en última instancia, de todo el mundo.
Los datos macroeconómicos difundidos en Estados Unidos no consiguieron que los operadores neoyorquinos olvidaran sus preocupaciones en torno a la Unión Europea, ya que ninguno de ellos sorprendió -ni grata ni negativamente- en Wall Street.
Por un lado, la cifra semanal de solicitudes del subsidio por desempleo en Estados Unidos bajó en 2.000 y se situó en 370.000 la semana pasada, en otro indicio de que la economía está creando empleos a menor ritmo que meses atrás.
Por otro, los pedidos de bienes duraderos a las fábricas aumentaron un 0,2 % en abril, el segundo incremento en tres meses pero algo peor de lo que habían pronosticado los analistas.
El grupo informático Hewlett-Packard puso su granito de arena para salvar al Dow Jones de los números rojos al cerrar con un sólido ascenso del 3,27 % un día después de anunciar que en el primer semestre de su ejercicio ganó un 37,6 % menos interanual y desvelar un plan de reestructuración que contempla 27.000 despidos.
Los inversores también vieron con buenos ojos que la red social Facebook consiguiera anotar su segunda jornada consecutiva al alza (3,22 %), con lo que recuperó parte del terreno perdido en los primeros días de esta semana, cuando registró unas fuertes pérdidas.
Mañana la firma que dirige Mark Zuckerberg cumplirá una semana en Wall Street, donde ha tenido un tortuoso arranque en bolsa por los problemas técnicos del mercado Nasdaq, las dudas sobre su modelo de negocio y la demanda por parte de un grupo de sus accionistas, por nombrar algunas de las dificultades a las que se ha enfrentado.
En otros mercados, el petróleo reconquistó los 90 dólares por barril al subir el 0,84 %, hasta 90,66 dólares, aunque el llamado "oro negro" todavía acumula una fuerte caída superior al 13 % en lo que va de mes. EFE