Los inversores que tienen en cuenta las tendencias y proyecciones económicas generales en sus estrategias de inversión pueden encontrar interesantes las conclusiones de un estudio de J.P. Morgan publicado el jueves. Este estudio examina si la expansión económica está vinculada al aumento de los rendimientos bursátiles.
Naturalmente, se podría suponer que existe una relación, ya que una mayor producción económica suele traducirse en un aumento de los beneficios empresariales, lo que a su vez debería traducirse en mayores rendimientos bursátiles.
Sin embargo, el análisis de J.P. Morgan indica que esta asociación sólo es válida para las economías consolidadas, no para las economías en desarrollo. En las economías consolidadas, la investigación muestra que un aumento del 1% de la producción económica se correlaciona con un incremento medio del 3% de la rentabilidad bursátil a largo plazo.
El informe también destaca que el tamaño de los mercados de valores en las economías en desarrollo es, por término medio, sólo el 20% de su producción económica, mientras que en las economías establecidas, el tamaño de los mercados de valores es el 120% de la producción económica. Esta diferencia ayuda a aclarar por qué el crecimiento y el rendimiento del mercado de valores no están tan conectados en las economías en desarrollo.
En los mercados consolidados, este vínculo explica aproximadamente el 25% de las variaciones de los rendimientos bursátiles a largo plazo; la conexión positiva con la expansión económica se debe al aumento de los beneficios empresariales, así como a las ganancias en la relación precio-beneficios y en el valor de las divisas.
A pesar de la relación entre la expansión económica y los rendimientos en las naciones consolidadas, el informe señala que "las proyecciones de crecimiento a largo plazo son a menudo inexactas", por lo que no existe correlación entre el crecimiento previsto y los rendimientos bursátiles reales. Además, los rendimientos no se corresponden con el crecimiento económico histórico reciente.
No obstante, los analistas no creen que esto socave el valor de tener en cuenta las proyecciones de crecimiento económico en las decisiones de inversión.
"Los inversores con estrategias a largo plazo deben formarse hipótesis sobre la rentabilidad futura de las inversiones que realizan. Nuestras conclusiones indican que estas estrategias deben reconocer que, por lo general, el mayor crecimiento económico de una nación se asocia a múltiplos de inversión más elevados y a valores monetarios más fuertes", explicaron.
La institución financiera había previsto anteriormente un crecimiento para los próximos diez años del 1,8% para Estados Unidos, del 1,4% para la zona euro y del 0,8% para Japón. "Teniendo en cuenta las incertidumbres, este factor sugiere que el rendimiento superior de las acciones estadounidenses podría continuar", comentaron.
J.P. Morgan prefiere actualmente las inversiones en valores de mercados establecidos a las de valores de mercados en desarrollo, y reconocen que reconsiderarían esta preferencia si el crecimiento económico fuera un indicador fiable del rendimiento en las economías en desarrollo.
Además, aunque las teorías proponen que el crecimiento económico debería reflejarse en los precios actuales de las acciones y, por tanto, sólo la "parte no prevista" del crecimiento afectaría a los rendimientos, J.P. Morgan observa que la conexión entre estos dos factores es mínima.
"Nuestra principal conclusión es que los inversores o bien se concentran principalmente en las influencias del mercado a corto plazo y/o no depositan mucha confianza en las previsiones de crecimiento económico a largo plazo", concluyen.
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