Andrés Sánchez Braun
Tokio, 19 may (EFE).- La ralentización global y la lucha contra la evasión fiscal tras el caso de los papeles de Panamá coparán la cumbre de Finanzas del G7 en Sendai, ciudad del noreste de Japón, a la que llegan hoy ministros y gobernadores de bancos centrales.
Desde mañana y a lo largo de los dos días que dura la cita, en la que también están los máximos responsables del FMI, la OCDE o el Banco Mundial, se buscará delimitar los desafíos macroeconómicos más apremiantes y sus posibles remedios mediante la puesta en común de las respectivas agendas en materia fiscal, monetaria o estructural.
Pese a la mayor estabilidad que vienen reflejando los precios del crudo o a que los temores a un "aterrizaje forzoso" de China parecen estar remitiendo, en los plazas financieras aún se perciben importantes niveles de volatilidad.
La situación actual no es comparable al escenario que propició en 2008 la crisis global, aunque el crecimiento es tímido y dispar y hay riesgos latentes como la crisis de refugiados en Europa, la posibilidad de que Reino Unido abandone la Unión Europea (UE) o las dudas sobre el verdadero estado de salud de la economía china.
Este parece el consenso preliminar de los titulares de Finanzas y los responsables de las políticas monetarias de las siete economías más desarrolladas, además de sus homólogos de la UE, que hoy aterrizan en Sendai para asistir a una recepción previa y posar para una primera foto de familia.
Antes del arranque oficial de la cita, se celebrará mañana un simposio que aglutinara a los participantes en la cumbre y a reputados economistas como Olivier Blanchard o Robert Shiller.
Aún así, todo apunta a que la cumbre no se saldará con declaraciones unánimes en favor de los estímulos fiscales coordinados destinados a compensar el parón de las economías emergentes, políticas por las que han abogado en los últimos meses economistas como el Premio Nobel Joseph Stiglitz.
El mercado de divisas también estará previsiblemente sobre la mesa, sobre todo después de que Estados Unidos incluyera a Japón y Alemania en una lista de países con grandes excedentes comerciales y por cuenta corriente y cuyas prácticas en el Forex "preocupan" en Washington.
El Tesoro estadounidense lleva tiempo instando a este tipo de economías a que dependan más del mercado interno y menos de sus exportaciones, y por ende, de la debilidad de sus monedas, ya que estima que las intervencionistas directas destinadas a manipular los tipos de cambio pueden afectar a la economía global.
En este sentido, las prácticas de China en el Forex, criticadas de manera prácticamente unánime y repetida por el G7, estarán también bajo la lupa.
Además de los intentos de mejora de los llamados mecanismos regionales y globales de seguridad financiera o de las agendas para un desarrollo más sostenible, los asistentes debatirán el escenario que ha dejado la filtración masiva de documentos del bufete panameño Mossack-Fonseca.
El caso, en el que figuran personalidades de todo el mundo (incluidos jefes de Estado y Gobierno), ha vuelto a poner en entredicho la transparencia del sistema financiero internacional e incrementado la presión de cara a combatir la evasión fiscal a gran escala o el lavado de dinero.
Con el objetivo de promover la integridad de los flujos financieros transfronterizos la cita busca debatir mecanismos para limitar la actividad en paraísos fiscales.
También potenciar el intercambio de información e impulsar acuerdos multilaterales como el de Erosión de la base imponible y traslado de beneficios (BEPS), auspiciado por el G20 y la OCDE.
Por su parte, Japón ha elegido como escenario de la cumbre a Sendai, ciudad que sufrió en sus carnes el embate del terremoto y tsunami de marzo 2011, como testimonio de los esfuerzos de la tercera economía del mundo para reconstruir esta región arrasada.
Dentro de la agenda está previsto que los participantes visiten nuevas instalaciones construidas en la localidad con la vista puesta en la preparación y la prevención en materia de desastres naturales, que como en el caso de 2011 son capaces de infligir un duro golpe a la estabilidad económica global.