La Unión Europea insta a sus miembros a una reapertura gradual de las fronteras en favor del turismo. Una medida, que según defiende Bruselas, no sólo vendría a aliviar la temporada de verano para millones de personas, sino que sobretodo lucharía por salvar millones de puestos de trabajo.
La industria turística de la UE está compuesta por 2,3 millones de empresas, en su inmensa mayoría PYMES. En total, directa e indirectamente, esto representa más del 10 por ciento del Producto Interior Bruto de la Unión y se traduce en más de 27 millones de empleos. El sector del turismo nunca había experimentado nada parecido a la actual crisis del coronavirus.
Según estimaciones preliminares de la Asociación Europea de Agencias de Viajes y Turoperadores (ECTAA), el COVID-19 puede suponer una pérdida de 30.000 millones de euros (una caída del 60%) en el primer trimestre de 2020 y de 46.000 millones (una caída del 90%) en el segundo trimestre, en comparación con el volumen de negocios previsto, basado en datos de años anteriores.
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Unas pérdidas que se traducen inevitablemente en el empleo. El grupo turístico TUI (DE:TUIGn) ultima un recorte de 8000 puestos de trabajo con la intención de reducir sus costes en un 30% y hacer así frente a la crisis. Brussels Airlines, por idénticas razones, también tiene previsto reducir tanto su plantilla, con mil despidos, como su flota y sus destinos.
No es la única. Las principales aerolíneas europeas ya han advertido que no tendrán otra opción que recortar decenas de miles de puestos de trabajo. Según un estudio de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, la crisis del COVID-19 afectará especialmente a los viajes internacionales y de la larga distancia.