Bucarest, 16 sept (.).- El Gobierno de Rumanía está a la espera de que Kiev le presente el próximo lunes un "Plan de Acción" antes de decidir si permitirá o no la entrada de cereales ucranianos a su mercado nacional.
En un comunicado publicado por la agencia local Agerpres, Bucarest "lamenta que no se haya encontrado una solución europea para la ampliación de restricciones a la importación del grano ucraniano", pero acepta la decisión de la Comisión Europea (CE).
La nota alude así al vencimiento ayer, viernes, del veto temporal a las importaciones ucranianas de cereales en los mercados nacionales de Polonia, Rumanía, Bulgaria, Hungría y Eslovaquia que regía desde mayo y a la decisión del ejecutivo comunitario de no extender la medida más allá del 15 de septiembre.
La CE anunció el mismo día (viernes) que no se renovará la prohibición de importar trigo, maíz, colza y girasol, adoptada para proteger a los sectores agrarios de los citados países, y que sí permitía el tránsito hacia otros destinos de los cuatro cereales por sus territorios.
Bruselas aseguró, por otra parte, que Ucrania se ha comprometido a adoptar medidas para impedir nuevos aumentos repentinos de las importaciones.
La mayoría de los cinco países afectados habían pedido que la prohibición se prolongara.
Mientras que Polonia, Hungría y Eslovaquia extienden de forma unilateral el veto, Bulgaria lo levantó.
El Gobierno rumano, por su parte, destaca espera un plan de acción ucraniano para limitar los efectos de sus exportaciones en el país balcánico que Kiev se comprometió a entregar el 18 de septiembre, según destaca en su nota.
Después de haberlo recibido, Bucarest decidirá si adopta medidas para proteger a los agricultores rumanos.
Antes de que se conociera la decisión de la CE, Rumanía y Ucrania iniciaron negociaciones sobre medidas para facilitar un fuerte aumento del flujo de exportaciones de cereales ucranianos al mercado internacional a través del territorio y los puertos rumanos.
Según el ministro rumano de Transporte, Soring Grindeanu, la intención es casi doblar el tránsito mensual de esos productos alimenticios por el canal de Sulcea, en el Danubio, y por el puerto de Constanza, en el mar Negro.
Desde el pasado julio Ucrania depende altamente de esas rutas y otras alternativas para exportar sus mercancías, debido a que Rusia se negó a extender el acuerdo que permitía la salida de barcos desde el mar Negro, y además bombardea con frecuencia los silos e instalaciones de los puertos ucranianos.
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