Madrid, 31 oct (.).- China ha ganado terreno en el "triángulo del litio" que conforman Chile, Bolivia y Argentina, con una ola de inversiones para adquirir activos de este metal, clave en la transición energética, que le han garantizado, según los expertos, una posición preferente en toda la cadena productiva.
La Agencia Internacional de Energía (AIE) ha documentado en un reciente informe que entre 2018 y el primer semestre de 2021 el gigante asiático invirtió unos 4.300 millones de dolares en adquirir ese metal y, según Arnoldus van den Hurk, geólogo de Observatorio de la Minería Climática Remio, la mitad en América Latina.
Esos 4.300 millones suponen el doble de lo que invirtieron Estados Unidos, Australia y Canadá juntos durante el mismo periodo, según la Agendia Internacional de la Energía (AIE).
Además, se estima que el 90 % de los proyectos de inversión de litio en Latinoamérica proceden de China, añade el experto en una entrevista con EFE, y recalca que casi toda la producción regional de este metal se exporta a China, con lo que el gigante asiático asegura el control del suministro y hegemonía en la zona.
China ha tomado la delantera. En un contexto de aumento de la demanda de baterías de iones de litios en la automoción, es el mayor comprador de litio del mundo y concentra en promedio el 60 % de su procesamiento, a pesar de tener solo un 17 % de participación en su extracción y ser el sexto país en reservas, según la AIE.
La AIE prevé que la demanda mundial de este metal se multiplicará por más de 40 hasta 2040 y, en ese contexto, la zona conocida como "triángulo del litio" se ha erigido como la "joya de la corona" al concentrar el 60 % de los depósitos conocidos de litio, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS por sus siglas en inglés).
La joya de la corona
Bolivia posee la mayor cantidad de recursos de litio del mundo, 21 millones de toneladas, seguida de Argentina (20 millones), Chile (11 millones), EE.UU (12 millones) y Australia (7,9 millones), según el USGS.
Aunque la mayor mina de "oro blanco" está en Bolivia, es Chile el país sudamericano con mayor desarrollo de la industria, lo que lo posiciona como el segundo productor mundial en 2022 (39.000 toneladas producidas), por detrás de Australia (61.000).
"Es verdad que en América Latina están las mayores reservas de litio en salmuera", señala Arnoldus van den Hurk, pero "no deberían creerse Arabia Saudí", porque esas reservas "cada vez son menos significativas en el conjunto global", aunque sí reconoce que la región tendrá unos "cinco o siete años" de buenos negocios.
Además, el grado de concentración del litio del "triángulo", de 2 o 3 partes por millón (ppm) es inferior al del litio de roca dura como el de Australia, donde se explota un litio de "altísima pureza" (200 ppm).
Sin embargo su extracción "es más simple", añade Van den Hurk.
China gana terreno en Chile
Un ejemplo del predominio de empresas chinas en la extracción del litio latinoamericano se da en la compañía chilena Sociedad Química y Minera (SQM), la única junto a la estadounidense Albemarle Corporation que explota litio en el país: el 25,86 % del capital de la chilena está en manos de la china Tianqi Lithium Corp.
Durante su reciente viaje a China para participar en el Foro de las Nuevas Rutas de la Seda, el presidente chileno, Gabriel Boric, ha anunciado que otra empresa china, Yongqing Technology, filial del grupo Tsingshan, invertirá en el norte del país unos 233 millones de dólares en la construcción de una planta de cátodos de litio para baterías.
De esta forma, las dos únicas licitaciones adjudicadas este año en Chile para acceder al litio producido por SQM han ido a parar a manos chinas, Tsingshan y BYD, que podrán así conseguir el preciado metal con precios preferentes garantizados hasta 2030 y fabricar productos con valor agregado. Y China, además, gana terreno con estas adjudicaciones en el ámbito del refinamiento.
Argentina se proyecta como potencia
Argentina es el cuarto productor mundial de litio, cuenta con una cartera de 49 proyectos, de los cuales solo tres están en producción: Olaroz (de la australiana Allkem), Fénix (de la estadounidense Livent) y Caichari Olaroz (de la china Gafeng).
Los datos de la secretaría de Minería del país muestran que en los primeros ocho meses de 2023 se ha exportado un 36 % más de litio que hace un año (538 millones de dólares), y para 2025 podrían ascender a 7.000 millones, según un estudio de la Bolsa de Comercio de la ciudad del Rosario.
En Argentina llama la atención que nuevas inversiones en proyectos de litio provengan de empresas no mineras, como la petrolera Tecpetrol (Grupo Techint), que este mes adquirió un 54 % de las acciones de la canadiense Alpha Lithium, y la multinacional automovilística Stellantis, que en octubre anunció la compra por 90 millones de dólares de un 19,9 % de Argentina Litio y Energía.
Argentina es un ejemplo de cómo, desde la pandemia, en la región las inversiones en proyectos de litio comienzan a llegar de empresas de la automoción eléctrica o tecnológicas, porque las compañías prefieren cada vez más controlar su materia prima, señala Van den Hurk.
Bolivia, un tesoro en el salar
En Bolivia, a pesar de tener el salar de Uyuni (Potosí), el mayor depósito de litio del mundo (21 millones de toneladas), su industria de explotación es aún incipiente.
Pero el país también es tierra fértil para China. A inicios de 2023 el país firmó un acuerdo con el consorcio chino Catl Brunp & Moc (CBC) para el montaje de dos plantas de extracción directa de litio (EDL), por 1.400 millones de dólares.
A mediados de año, se suscribieron otros dos convenios con la china Citic Guoan y la rusa Uranium One Group para la instalación de otros dos complejos de EDL en Uyuni y en el salar de Pastos Grandes, para producir al menos 45.000 toneladas de litio al año.