Washington, 28 jul (.).- Ante el avance imparable del coronavirus en Estados Unidos (EEUU), los republicanos y demócratas negocian un segundo paquete de estímulo fiscal, tras el aprobado en marzo, que se ha mostrado insuficiente ante la gravedad de la crisis económica desatada por la pandemia.
Sin embargo, la disparidad de las posturas apunta a prolongadas conversaciones, pese a que este fin de semana concluye el refuerzo adicional de 600 dólares semanales para los desempleados y que ha sido el salvavidas de muchas familias desde el inicio de la crisis en el país, a finales de marzo.
"Desafortunadamente, estamos bastante lejos ahora mismo, aunque soy optimista de que podremos tener una buena solución al final", dijo Chuck Schumer, líder de la minoría demócrata en el Senado, esta mañana a la cadena CBS.
Los republicanos, con mayoría en el Senado, presentaron este lunes una propuesta de estímulo valorada en 1 billón de dólares, muy por debajo del plan demócrata, quienes controlan la Cámara de Representantes, estimado en 3 billones de dólares, y ya rechazado por los conservadores.
Volverán a reunirse hoy mismo en el Congreso la líder demócrata y presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, junto con Schumer, con el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin; y el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows.
CRÍTICAS MUTUAS
Los conservadores, con el respaldo del presidente Donald Trump, proponen reducir el beneficio semanal de desempleo de 600 a 200 dólares hasta septiembre y elevarlo progresivamente hasta un máximo de 500 dólares semanales a partir de entonces.
Desde la Casa Blanca, la bancada conservadora y el sector privado se ha criticado que el actual refuerzo al subsidios para algunos estadounidenses desempleados suponga que reciban más dinero por estar en casa que por volver a trabajar.
Asimismo, los republicanos incluirían también una nueva ronda de cheques de 1.200 dólares para todos los habitantes regulados del país y varios paquetes de ayudas para escuelas, empresas y seguros de salud.
No obstante, la medida no contiene dinero de ayuda específico para los gobiernos estatales y locales, una demanda de los demócratas.
"Tenemos otras prioridades que queremos ver en la legislación, pero ni siquiera estamos llegando a los fundamentos de alimentos y vivienda y supervivencia económica. No están realmente listos para una negociación seria", dijo el lunes Pelosi.
EL PRIMER PAQUETE, INSUFICIENTE
En marzo, Estados Unidos aprobó un paquete de estímulo económico de 2,2 billones de dólares, el mayor de la historia moderna del país, con el objetivo de contrarrestar los efectos de la pandemia del COVID-19, pero la gravedad de la situación lo ha mostrado insuficiente.
Ese paquete de estímulo fue el triple del puesto en práctica en 2008 tras el estallido de la crisis financiera, que ascendió a 700.000 millones de dólares.
La reapertura gradual de la economía estadounidense se reflejó en una disminución de 2,2 puntos porcentuales en el índice de desempleo, que en junio alcanzó el 11,1 %, pero el repunte de casos en las últimas semanas, especialmente en California, Texas y Florida, y que ha obligado a imponer restricciones, ensombrece de nuevo el horizonte.
La Reserva Federal (Fed) pronosticó en junio una contracción económica del 6,5 % para 2020 y una tasa de desempleo al término del año del 9,3 %.
El banco central ha desplegado todo su arsenal monetario con los tipos de interés en torno al 0 % e inyecciones masivas de liquidez a través de la compra de deuda, por lo que su presidente, Jerome Powell, ha apuntado en que el respaldo para la economía debe provenir ahora desde el lado fiscal.
La potencia norteamericana intenta recobrar la normalidad para reactivar la economía tras el parón que supusieron las medidas para contener la pandemia, cuando ya ha alcanzado la cifra de 4,3 millones de contagios confirmados de COVID-19 y los muertos ascienden 148.298, según el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.