Getafe (Madrid), 12 dic (.).- El avión europeo de transporte militar Airbus (EPA:AIR) A400M ha sido utilizado con éxito como plataforma de lanzamiento y operación de drones, en una experiencia que puede anticipar uno de los desarrollos del Futuro Sistema Aéreo de Combate (FCAS) que pretenden desarrollar Alemania, Francia y España.
Airbus presentó este lunes el experimento que llevó a cabo junto al Ejército alemán, el Centro Alemán DLR y otras dos empresas de ese país, SFL y Geradts, y que consistió en el lanzamiento de drones de apoyo desde un A400M, que una vez en el aire se encargó de operarlos.
El responsable del programa FCAS para Airbus, Bruno Fichefeux, explicó en un seminario de prensa en las instalaciones del grupo europeo en la localidad madrileña de Getafe que se trataba, entre otras cosas, de poner a prueba este avión como una de las posibles alternativas para la entrada en acción de drones lejos de sus bases.
El fabricante aeronáutico destacó en un comunicado que una de las futuras funciones de los aviones de transporte militar de Airbus en el FCAS será "multiplicar la fuerza y ampliar el alcance de los sistemas no tripulados".
El responsable ejecutivo del negocio de defensa y espacio de la compañía, Michael Schoellhorn, consideró que esta experiencia es una prueba de que "el FCAS como sistema de sistemas está empezando a tomar forma ahora".
Los drones de apoyo serán un componente importante de ese futuro sistema de aviones de combate y los aviones de transporte militar como el A400M deberían tener un papel como naves nodriza para acercarlos lo máximo posible a las que se hayan definido como sus áreas de operaciones.
Allí se unirán a las aeronaves tripuladas para, bajo el control de un piloto, prestarles apoyo en diferentes funciones, que podrían ir desde la protección hasta el ataque.
El pasado día 1 se anunció un acuerdo entre los dos principales industriales implicados en el FCAS, Airbus y la francesa Dassault (EPA:AM) Aviation, lo que suponía el fin de varios meses de desavenencias y el paso a una nueva fase, la del desarrollo de un demostrador (el equivalente de un prototipo), que debería realizar los primeros vuelos de pruebas "en el horizonte de 2028".
Los tres países implicados se han comprometido a aportar cada uno de ellos unos 1.200 millones de euros para esta nueva fase de los próximos tres años, que tendrá continuidad con la firma de un contrato para construir el demostrador.