Mario Villar
Nueva York, 3 dic (EFE).- Las medidas de estímulo del Banco Central Europeo (BCE) no solo defraudaron hoy a las bolsas del Viejo Continente, sino también a Wall Street, que cerró el día con fuertes descensos.
La decisión del BCE de no ampliar el importe de compra de su programa de deuda soberana, sino simplemente prolongarlo hasta marzo de 2017, no gustó a los inversores, como tampoco lo hizo el encarecimiento de la tasa de interés de depósito por la que remunera el dinero a los bancos a un día.
Wall Street, como las grandes plazas europeas, esperaba más y no tardó en hacerlo saber.
Así, tras abrir al alza, la bolsa neoyorquina cambió rápidamente de rumbo y fue profundizando en la tendencia negativa conforme avanzaba el día.
Al final, el Dow Jones de Industriales perdió un 1,42 %, el Nasdaq un 1,67 % y el selectivo S&P 500 un 1,44 %, regresando a territorio negativo en lo que va de año.
Si el presidente del BCE, Mario Draghi, decepcionó con sus anuncios, el golpe definitivo lo dio la presidenta de la Reserva Federal (Fed), Janet Yellen, con un mensaje ante el Congreso estadounidense.
Los operadores interpretaron sus palabras no solo como una confirmación de que este mes se subirán por fin las tasas de interés en EE.UU., sino como un aviso de que pueden llegar más alzas próximamente.
Wall Street ve con temor esas medidas al considerar, entre otras cosas, que la recuperación económica en el país no es tan robusta como plantea la Fed.
Esos miedos llevan meses perjudicando a la bolsa, que ve también cómo los beneficios empresariales no crecen todo lo esperado y cómo continúan las dudas en China, lo que combinado ayuda a que el mercado esté viviendo uno de sus peores registros desde la crisis financiera.
Ni siquiera el rebote del precio del petróleo -que subió hoy un 2,85 % tras las fuertes pérdidas del miércoles- ayudó hoy a Wall Street, que vio caer a todos sus sectores.
Según algunos analistas, al nerviosismo durante la sesión siguió contribuyendo hoy el tiroteo registrado el miércoles en la localidad californiana de San Bernardino, cuyos motivos aún no están claros.
Las autoridades no descartan por ahora que el suceso se tratara de un episodio de terrorismo, una tesis que defendieron los candidatos a las primarias republicanas de 2016 Donald Trump, Ted Cruz y Chris Christie.