Madrid, 27 jun (.).- Los fletes (precios del transporte marítimo de mercancías) entre China y Europa encadenan ya diez semanas consecutivas al alza y alcanzan sus niveles más altos desde septiembre de 2022.
El repunte del consumo global y la llegada de los meses de aprovisionamiento de las empresas se suman a los ataques de los rebeldes hutíes de Yemen contra barcos en el mar Rojo, lo que obliga a los buques a cambiar su ruta y rodear África.
En el trayecto entre Shanghái (China) y Róterdam (Países Bajos), el coste de un contenedor de 40 pies se sitúa ya en 7.322 dólares, según datos del World Container Index (WCI) recogidos por Bloomberg.
El precio ha subido un 6,6 % en la última semana, pero acumula un incremento del 39 % en junio.
Desde finales de abril, cuando se inició esta nueva racha alcista, los fletes se han encarecido un 144 % en esta ruta.
El coste de transportar un contenedor de 40 pies desde Shanghái a Génova (Italia) ha aumentado casi un 25 % en junio (un 1 % en la última semana) y supera ya los 7.100 dólares. Desde finales de abril, el precio se ha duplicado.
El encarecimiento de los trayectos entre China y Europa ha impactado en la evolución de los indicadores globales.
El WCI Global se ha multiplicado por dos en junio y se eleva ya a 5.318 dólares, la cota más alta desde septiembre de 2022.
Según Nuria Lacaci, secretaria general de la Asociación de Cargadores de España (ACE), que agrupa a operadores logísticos y a empresas que contratan servicios de transporte, la situación, que ya era complicada en mayo, se ha agravado en junio.
"No hay espacio suficiente en los barcos. El consumo sigue aumentando y hay una gran falta de contenedores", recalca.
La menor disponibilidad de contenedores se debe al alargamiento de las rutas, que aumenta la duración de los trayectos.
La mayor demanda de espacio en los barcos responde, entre otros motivos, "al adelanto de la temporada alta que han hecho algunas empresas para adecuar sus 'stocks' y que coincide con la temporada alta tradicional".
Además, apunta Lacaci, "se vislumbran conflictos por parte de los estibadores en los puertos franceses".
"De nuevo, la tormenta perfecta", resume.