Mateo Sancho Cardiel
Nueva York, 12 jun (EFE).- Wall Street cerró hoy con la careta triste una semana de tensión dramática o, más bien, tragedia griega, que tuvo un hilo narrativo irregular y que llegó al cierre de la campana del viernes atascada en el nudo y sin desenlace claro.
El Dow Jones de Industriales, principal indicador, bajó 0,78 % hasta las 17.898,84 unidades; mientras que el selectivo S&P 500 perdió 0,70 % hasta los 2.094,11 enteros y el índice compuesto del mercado Nasdaq cedió 0,62 % hasta las 5.051,10 puntos.
La representación comenzó con una amenaza: el lunes, la canciller alemana, Angela Merkel, como si fuera el dios Cronos, advirtió a Atenas que "no queda mucho más tiempo" para lograr un acuerdo con Grecia e insistió en que la solidaridad de los socios europeos y del Fondo Monetario Internacional (FMI) exige que el país adopte medidas.
El Gobierno griego, en un papel ambiguo entre el héroe y antihéroe, mostró su disposición para satisfacer al Olimpo de la Unión Europea para evitar la "maldición" de pagar 300 millones de euros al Fondo Monetario Internacional el viernes y no perder los 7.200 millones de euros que forman el segundo programa de asistencia al país. El coro de Wall Street, entonces, bajó las cotizaciones.
El martes, fue jornada de reflexión y los mercados cerraron planos. El miércoles Merkel abrió la esperanza al diálogo con Grecia y entró en escena su homólogo francés, Francois Hollande, con la careta sonriente. El coro percibió las buenas intenciones y alzó campanas al vuelo, con grandes subidas y una máscara bien sonriente.
La tensión dramática se mantuvo durante todo el jueves, pero un actor importante, el FMI, hizo mutis por el foro. Las cotizaciones quedaron muy intrigadas con el desenlace, y hasta dieron un pequeño respingo hacia arriba.
Pero hoy, las expectativas se vieron defraudadas: no hubo conclusión de la historia, los espectadores perdieron la paciencia y empezaron a retirarse. Algunos se fueron del parqué a los mercados de deuda pública, que sigue retando a los valores como contraprogramación más que rentable.
No es que no ocurriera nada, pero los protagonistas se enzarzaron en una disputa que hizo la trama demasiado tediosa y complicada.
El Gobierno griego jugó el rol de víctima, que merece solo a medias, y criticó las presiones del FMI.
El FMI respondió diciendo que se ha convertido en un actor sin personaje: que las negociaciones "a nivel técnico" en Bruselas "han terminado" y ahora continúan "a nivel político".
Y en Bruselas, escenario de la potencial tragedia, siguen pidiendo al primer ministro griego Alexis Tsipras dar el próximo paso para tratar de cerrar un acuerdo, para lo que le han urgido a presentar propuestas "serias y sólidas". El coro abucheó y el mercado sufrió pérdidas notables ante ese "continuará".
¿Qué pasará? En la eurozona se rumorea una suspensión de pagos para Grecia. En Atenas dicen que mañana el Gobierno viajará a Bruselas para presentar nuevas propuestas de acuerdo.
Pero los críticos (en este caso, las agencias de calificación), sin esperar al final, ya suspendieron a los cuatro principales bancos griegos y tacharon su obra de "basura" (o una basura mayor a la que ya habían certificado anteriormente), pues en Standard and Poors pasaron la calificación de la "CCC+" a la "CCC".