Por Stephen Jewkes y Angelo Amante
MILÁN, 8 mar (Reuters) - La mayor empresa de energía de Italia, Enel (MI:ENEI), está dispuesta a desempolvar sus antiguos planes de construcción de una terminal de gas natural licuado (GNL) en el sur de Italia, mientras Roma intensifica sus esfuerzos por encontrar suministros alternativos para sustituir el gas ruso.
En declaraciones a Reuters el martes, Enel dijo que es útil para Italia tener dos terminales adicionales de GNL para tener menos dependencia de los gasoductos.
"Por esta razón, Enel ha dado disponibilidad para reanudar el proyecto de la planta de GNL de Porto Empedocle, que tiene todos los permisos", dijo un portavoz de Enel.
Desde que Rusia inició la invasión de Ucrania, Italia ha intensificado sus esfuerzos para asegurarse fuentes alternativas de gas, con Qatar, rico en GNL, como uno de los posibles candidatos.
Italia pretende independizarse de las importaciones de gas ruso en un plazo de 24 a 30 meses, según declaró el martes el ministro de Transición Energética ITALIANO, Roberto Cingolani.
Italia, que utiliza el gas para cubrir alrededor del 40% de sus necesidades eléctricas, importa más del 90% de sus necesidades gasísticas, con los flujos de Rusia representandp alrededor del 40%. Tiene otras conexiones por gasoducto con Argelia, Azerbaiyán, Libia y el mar del Norte, pero sólo tres terminales de GNL.
Dos fuentes afirmaron que Roma está deseando instalar al menos una terminal móvil de GNL, o FSRU.
Una de las fuentes dijo que se ha pedido al grupo energético Eni (MI:ENI) y al grupo de infraestructuras de gas Snam que ayuden en la logística, incluida la búsqueda de FSRU para fletar.
Otros países europeos están intentando construir instalaciones de GNL para desprenderse del gas ruso. El sábado, Alemania dio a conocer sus planes para construir una terminal.
Eni y Snam no quisieron hacer comentarios. Los ministerios de Industria y de Transición Ecológica de Italia no estuvieron disponibles para hacer comentarios.
(Reporte de Stephen Jewkes y Angelo Amante; edición de Agnieszka Flak y Keith Weir; traducción de Darío Fernández)