El presidente de la ONG Bitcoin Argentina, Rodolfo Andragnes, afirmó que el escenario de crisis por el Coronavirus Covid-19, pone de manifiesto cierto "coqueteo con el totalitarismo". Así opinó en una columna publicada en el periódico argentino Ámbito, el 13 de abril pasado.
"Hoy, con el coronavirus en la puerta de cada casa, sus enfermos y las muertes, reflexionar sobre la dimensión de las medidas tomadas o el impacto social y económico pareciera ser secundario, por nuestra guerra sin respiro contra un enemigo invisible", indicó Andragnes.
"Y es así, hay mucho de parecido en lo que vivimos hoy con una guerra, tanto dentro como fuera de nuestros hogares. Ejemplos sobran: la televisión y celulares nos alimentan de propaganda alusiva a la unión y a los soldados, a cómo ellos lucharon con sus vidas cuando a nosotros sólo se nos pide atrincherarnos. Leemos ávidos el recuento de heridos y muertos en cada país comparándolos con nuestros caídos para ver si vamos mejor o ganando. Inclusive le damos batalla con protocolos de prevención dentro y fuera de casa. Apoyamos con fervor a los que están en el frente de batalla, que son nuestros médicos y prestadores de servicios esenciales, por quienes rezamos e inclusive disponemos nuestras impresoras 3D, donando tiempo y recursos a la causa", agregó.
Luego añadió que también se crean impuestos nuevos para sobrellevar los costos de la guerra y se montan hospitales de campaña. Además se le exige a todo proveedores de alojamiento sanitario o turístico que esté al servicio de los caídos.
La advertencia llegó con estas palabras en la columna de opinión: "Dada hoy la inmensidad de la batalla y la fortaleza del enemigo invisible, pareciera que todo es válido y nada es suficiente, por eso el pueblo acepta sin cuestionar y por 'el bien común' la restricción de sus derechos y el avasallamiento de las garantías constitucionales. Por esta misma razón, poner en duda alguna de estas medidas, la dimensión de las mismas o el impacto secundario está mal visto en varios ámbitos íntimos o incluso resultan poco relevantes en la opinión pública. Así validamos el ostracismo y el castigo por igual a todas las realidades y las necesidades por más diversas que sean, basados en una incomprensión de quienes, desde la comodidad de su hogar y economía, valoran y defienden el encierro e inconscientemente buscan castigo a quienes sin recursos económicos necesiten salir a trabajar para salvar sus vidas y la de los suyos llevando comida a sus mesas. De este modo se ´ensalza´ al gobernante por asumir el rol de proveedor, repartiendo ´justo´ castigo a todos con una mano mientras provee alimento y beneficios con la otra".
"Pero sobran los casos para entender que las guerras donde los propios ciudadanos se convencen que hay que luchar (alimentados por la propaganda gubernamental), son usadas como excusa también para unir a un país y alimentar esa droga en la que se convierte el poder para los gobernantes, droga que como todas, es difícil de abandonar y deja secuelas de largo plazo. Guerras que son la base de varios de los errores y abusos más grandes de la humanidad", reflexionó...