(Reuters) - Rusia amplió el martes los cortes de su gas a Europa, después de que el gigante energético estatal Gazprom interrumpiera el suministro al principal operador de los Países Bajos, GasTerra, escalando la batalla económica entre Moscú y Bruselas.
La medida se produce un día después de que Dinamarca señalara el posible fin de su suministro de gas ruso, así como de que la Unión Europea adoptara la medida más dura hasta ahora contra Rusia por su invasión de Ucrania, con un acuerdo para detener las importaciones de su petróleo por mar.
GasTerra, que compra y comercializa gas en nombre del Gobierno neerlandés, dijo que ha contratado en otro lugar los 2.000 millones de metros cúbicos (bcm) de gas que esperaba recibir de Gazprom (MCX:GAZP) hasta octubre.
El portavoz del Ministerio de Economía neerlandés, Pieter ten Bruggencate, afirmó que "esto no se considera todavía una amenaza para el suministro".
La empresa danesa Orsted advirtió el lunes que Gazprom Export también podría interrumpir su suministro, pero también dijo que tal medida no pondría inmediatamente en peligro el abastecimiento de gas de Dinamarca.
Moscú ya había interrumpido el suministro de gas natural a Bulgaria, Polonia y Finlandia, alegando su negativa a pagar en rublos rusos, una exigencia realizada en respuesta a las sanciones occidentales que han aislado a Rusia, incluyendo su expulsión del sistema internacional de mensajería bancaria SWIFT.
Los cortes del suministro de gas han disparado los precios del combustible, ya de por sí elevados, lo que ha disparado la inflación y ha impulsado a Estados y empresas europeas a buscar un suministro alternativo y la infraestructura necesaria para gestionarlo, como las unidades flotantes de almacenamiento y regasificación.
El lunes, los líderes de la Unión Europea acordaron en principio reducir las importaciones de petróleo ruso del bloque en un 90% para finales de año, intensificando la presión sobre Rusia por su invasión de Ucrania, que Moscú califica de "operación militar especial".
(Informes de Toby Sterling y Anthony Deutsch en Ámsterdam, deJan Strupczewski y Philip Blenkinsop en Bruselas y de Stine Jacobsen en Copenhague; redacción de Jason Neely, edición de Carmel Crimmins; traducción de Darío Fernández)