Madrid, 30 nov (.).- Los analistas de IG consideran que la posibilidad de recesión económica "es muy alta" en 2023 y creen que en el primer semestre del año la inversión en bonos va a funcionar bien, mientras que en el segundo semestre ya se podrá ir más hacia renta variable.
En la presentación del informe de perspectivas para el próximo año 2023, los analistas de IG Sergio Ávila y Diego Morín han destacado que el dólar durante este año ha sido un refugio para los inversores, que ahora consideran que está "sobrevalorado" por lo que si empieza a caer buscarán otros activos como bonos o acciones.
Ávila ha destacado que existe "mucha incertidumbre" ante lo que pueda pasar el próximo año, ya que la inflación aunque siga aumentando, en Europa ya se empieza a "frenar" y el último dato de inflación de Estados Unidos, que situó su tasa interanual en el 7,7 %, "ha dado calma a los mercados".
En este sentido, ha señalado que "una inflación que crece a menor ritmo es positivo para los mercados".
Por tanto, Ávila cree que en los primeros meses de 2023 los bonos "se comportarán bien" y a medida que la economía se empiece a recuperar estará la opción de que los inversores acudan al mercado de acciones.
En referencia a los cisnes negros que pueden cambiar la situación, Ávila se ha referido a la inflación, si la guerra de Rusia contra Ucrania va a peor o si continúa la política de "cero covid" en China, además de si aumentan los riesgos geopolíticos, o si el BCE continúa con su agresiva política de subida de tipos.
También cree que será muy negativo para el mercado, una profunda recesión, algo en lo que China juega un papel clave, ya que si sale de la política de "covid cero" supondrá una muy buena noticia para la economía.
Otros factores que pueden influir negativamente son los riesgos crediticios sistémicos, como ha supuesto la quiebra de la plataforma de criptomonedas FTX.
En cuanto a las acciones, ha destacado en Europa, los sectores financiero y seguros, recursos básicos, petróleo y gas, construcción y materiales, mientras que en EE. UU. destaca también el sector financiero y de seguros, cuidados de salud, petróleo y gas, el retail, aeroespacial y defensa y semiconductores, éste último ya en la segunda parte del año.
Morín, por su parte, ha señalado que la volatilidad seguirá presente en las divisas el próximo año, y habrá que prestar atención a las subidas de tipos de interés, al dólar, y a las divisas emergentes como el real brasileño.
En relación con el cambio euro-dólar, Morín lo ha situado en una horquilla entre el 0,90 y el 1,05.
En cuanto a la libra, ha dicho que se trata de una divisa "muy volátil" afectada por la recesión, que ya ha reconocido el Gobierno británico.
Respecto al yen, ha estimado un tramo para el cambio respecto al dólar que va entre 130 y 158.
En referencia a las criptomonedas, ha destacado la gran "inestabilidad" y el "escándalo de FTX", que pueden afectar al administrador de activos de este mercado Grayscale.
Sobre las materias primas, Morín se ha referido al petróleo y a la "lucha entre la OPEP+ y la Casa Blanca" y ha dicho que el peor escenario sería si se situara entre los ólares el barril, y en cuanto al oro, ha situado su precio objetivo entre 1.800-1-900 dólares el precio de la onza.