WASHINGTON/LONDRES - Los legisladores de EE.UU. y el Reino Unido han hecho saltar las alarmas sobre las prácticas medioambientales de la empresa cárnica brasileña JBS, en particular su papel en la deforestación de la Amazonia, lo que ensombrece sus planes de cotizar en la Bolsa de Nueva York. La empresa está inmersa actualmente en una batalla legal en el estado de Rondonia, donde se la acusa de abastecerse de ganado procedente de zonas protegidas, acusación reforzada por las auditorías de los fiscales federales.
A pesar de que JBS se ha comprometido a conseguir cero emisiones netas en 2040 y a garantizar la trazabilidad completa de su ganado en 2025, sus estrategias medioambientales están en el punto de mira. Los críticos sostienen que los esfuerzos de la empresa, incluido el Fondo JBS para la Amazonia, que ha destinado 51 millones de dólares a la conservación, se quedan cortos a la luz de sus sustanciales ventas netas, que totalizan alrededor de 209.000 millones de dólares de 2021 a 2023.
Las iniciativas medioambientales de JBS se enfrentan al escrutinio no sólo de observadores externos, sino también de sus propias filas. Carlos Nobre, miembro del consejo de administración, ha expresado abiertamente su descontento con el compromiso de la empresa con los proyectos de sostenibilidad. Por otra parte, los grupos ecologistas se oponen activamente a la posible cotización de JBS en la Bolsa de Nueva York, advirtiendo de la posible escalada de la deforestación y las implicaciones más amplias para el cambio climático. Estos acontecimientos sitúan a JBS en el centro de un polémico debate en su intento de ampliar su huella financiera en el mercado mundial.
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