Cristina Alonso Pascual
Londres, 14 jul (.).- El nuevo Gobierno laborista británico ha marcado como una de sus prioridades el impulso de la energía eólica terrestre, un anuncio que organizaciones energéticas y climáticas han recibido positivamente y que supone duplicar la potencia instalada hasta los 30 GW en 2030.
En su primer discurso en el cargo el pasado lunes tras las elecciones del 4 de julio, la ministra británica de Economía, Rachel Reeves, informó del levantamiento de la prohibición de este tipo de energía eólica con el fin de fomentar el crecimiento del país.
Hasta este momento, como explicó a EFE la responsable de Energía en el Reino Unido del centro de estudio E3G, Juliet Phillips, existía un veto 'de facto' a los parques eólicos en tierra desde 2015, pues se les exigía para su construcción la implantación en una zona designada y el apoyo de la comunidad.
"En la práctica, esto ha significado que cualquier tipo de oposición hacía que la propuesta no fuera considerada aceptable", citó Phillips, a lo que agregó que, a partir de ahora, las solicitudes de instalación de parques eólicos terrestres recibirán el mismo trato que cualquier otra infraestructura energética.
Los conocidos como 'Nimby' (por el acrónimo en inglés de "No en mi patio trasero") de la campiña se oponen a la construcción de aerogeneradores que alteren el clásico paisaje de la Inglaterra rural.
Nuevos proyectos eólicos
El anuncio de Reeves hizo que las empresas de renovables comunicaran el inicio de nuevos planes de instalaciones eólicas. De hecho, al menos seis compañías ya han empezado a trabajar en proyectos de parques de este tipo, según recogió el medio británico 'The Guardian'.
Esta decisión supone un primer paso hacia el objetivo del Gobierno de duplicar la generación de energía eólica terrestre para 2030, red que en abril de este año tenía una capacidad instalada de 14 GW y se prevé que entonces llegue a los 30 GW.
Como indicó a EFE el director de energía en Climate Group, Sam Kimmins, el viento tiene un papel relevante en la transición energética del Reino Unido y ya genera más de un cuarto de la electricidad que se usa en el territorio.
Por esa razón, a su juicio, este paso muestra el compromiso del nuevo Ejecutivo laborista de lograr la descarbonización –sustitución de combustibles fósiles por fuentes de energía renovables– del sistema en 2030.
Retos pendientes
Pese al avance que implica esta decisión en el desarrollo de parques eólicos terrestres en el Reino Unido, los expertos consultados señalaron que aún quedan varios obstáculos por superar.
Por un lado, la conexión de los proyectos renovables a la red eléctrica, señalada tanto por Phillips como por Kimmins, la cual, según este último, puede suponer una espera de 15 años, aunque las instalaciones estén ya construidas.
Este incremento de la rapidez para empezar a producir y, por lo tanto, para obtener rentabilidad, es algo que las empresas vienen reclamando desde hace tiempo, como es el caso de Scottish Power, filial en el Reino Unido de la española Iberdrola (BME:IBE).
En declaraciones a EFE, esta compañía apuntó también a la mejora de los llamados 'contratos por diferencia' (la principal herramienta del Gobierno para apoyar la generación de electricidad baja en carbono), que desearían que fuera "incluso más ambiciosos para fomentar la construcción de proyectos adicionales".
Este mecanismo implica establecer una horquilla de precios entre el productor de energía y el Estado: si la energía es inferior a ese coste, el Ejecutivo compensa al productor, pero, en caso contrario, se beneficia.