Judith Mora
Londres, 2 jul (EFE).- Con siglos de historia, la City de Londres lucha hoy más que nunca por mantenerse como primer centro financiero del mundo ante las crecientes presiones por la nueva regulación y la perspectiva de una unión bancaria en Europa.
Estos dos asuntos, junto con la incertidumbre que genera la crisis en la zona euro y la reforma bancaria anunciada en el Reino Unido, son los que más preocupan al distrito financiero londinense, que hoy por hoy se mantiene en la cima del índice global de centros financieros (GFCI), por delante de Nueva York y Hong Kong.
Tampoco ayuda al futuro de la City -como se conoce el barrio londinense donde se concentran las firmas de servicios comerciales y y de finanzas- los escándalos que han golpeado en los últimos días a los bancos, acusados de manipulación de datos, venta indebida de productos o artimañas para eludir impuestos.
Pese a reconocer la gravedad de esta situación y a la espera de que anuncie medidas el Gobierno, el foco principal a corto plazo de la Corporación de la City de Londres (ayuntamiento) es asegurarse de que la nueva legislación europea bancaria y financiera no perjudique a las empresas radicadas en el Reino Unido.
"Es importante que, al poner en marcha la nueva directiva de requisitos de capital (CDR4), la Unión Europea (UE) se ciña a lo que dispone el marco de Basilea para garantizar que hay una hegemonía internacional", declara a Efe el presidente de política de la City of London Corporation, Mark Boleat.
Concretamente, la City está preocupada porque unos desproporcionados requisitos de capital pongan en desventaja a los bancos británicos y europeos frente a los de otras partes del mundo, y lo mismo en lo que respecta a la financiación del comercio (como préstamos para importaciones), en la que desmesuradas exigencias "pueden perjudicar significativamente el crecimiento económico".
Para Chris Cummings, consejero delegado de TheCityUK -asociación de defensa del sector integrada por banqueros y empresarios-, el riesgo es que la UE caiga en "tendencias proteccionistas" que menoscaben la liberalización del mercado único europeo.
Cummings, que recuerda que la City "es el centro financiero de toda Europa", señala que Bruselas debe asegurarse -y su organización presionará para que así sea- de "eliminar barreras comerciales" y no levantarlas con una regulación demasiado restrictiva.
Por ejemplo, dice a Efe, con la nueva MiFID (directiva de mercados de servicios financieros) se corre el peligro de que, "al establecer requisitos para terceros países, si no se va con cuidado se podría restringir el acceso a mercados fuera de la UE".
La exigencia a la banca de aumentar sus reservas de capital para absorber posibles pérdidas también preocupa a Cummings, que recuerda que "si los bancos tienen que guardar más capital, tendrán menos para prestar".
En este sentido, los lobbistas de la City no solo están pendientes de la UE sino también de la reforma bancaria aprobada en el Reino Unido, que contempla un aumento de esos fondos además de la separación de los negocios de banca de inversión y comercial.
Sobre una posible unión bancaria en Europa, ambos subrayan que lo importante es que el Reino Unido, a través del Gobierno de David Cameron, "ocupe su lugar en la mesa de negociación".
Pese a las inquietudes, tanto Boleat como Cummings creen que la City, que emplea a un millón de personas y aporta casi un 9 % al PIB británico, sigue ofreciendo ventajas frente a sus competidores asiáticos o estadounidenses.
Entre sus puntos fuertes figuran la gran aglomeración de empresas del sector, un idioma internacional, leyes y -con el actual Gobierno conservador- un régimen fiscal atractivos, y una franja horaria que permite comerciar en el mismo día con varios puntos del mundo.
La estabilidad legal y política hacen que "los extranjeros acaudalados de Europa, Oriente Medio y África sigan prefiriendo Londres para establecerse y hacer inversiones", asegura a Efe David Poole, director de Citi Private Bank (Citigroup).
Con su probada capacidad de resistencia, un Gobierno receptivo y gran influencia, la City parece capaz de mantener su dominación mundial, pero, con la crisis en Europa, la pregunta es ... hasta cuándo. EFE