Madrid, 16 dic (.).- Las gestoras y los bancos de inversión, los actores de la economía globalizada, consideran que 2024 ha sido el año de la "normalización", un ejercicio con más luces que sombras, en el que las principales economías han evitado un 'aterrizaje brusco', la inflación se ha moderado y los tipos de interés han empezado a bajar.
Sin embargo, las amenazas persisten. Las tensiones geopolíticas, la inestabilidad de Francia y Alemania, los problemas no resueltos en China, y la posibilidad de nuevos conflictos arancelarios tras el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EE.UU. preocupan a los inversores.
Todos estos ingredientes han deparado un 2024 marcado por el despegue de las bolsas mundiales, con cotizaciones récord en numerosos índices; por la subida del oro y el bitcóin, que también han marcado máximos históricos; por la moderación del petróleo; y por la revalorización del dólar tras el triunfo de Trump.
Los analistas temían que la subida de los tipos de interés acometidas por los principales bancos centrales para embridar la inflación podría desembocar este año en una recesión, un riesgo que no se ha materializado.
Los precios se han moderado sin que la economía global descarrilara, aunque la evolución ha sido dispar.
La economía de EEUU sigue fuerte, pero la europea da síntomas de debilidad, lastrada por sus dos locomotoras tradicionales: Alemania y Francia.
En el caso de Alemania, el fin del gas ruso barato tras la invasión de Ucrania, la renuncia a la energía nuclear, el menor empuje de China y las crecientes barreras arancelarias han pasado factura a una economía eminentemente exportadora que, según la mayoría de los pronósticos, se contraerá en 2024.
En Francia, la inestabilidad política, acentuada, primero, por el adelanto electoral y, después, por la moción de censura contra el Gobierno de Michel Barnier, dificulta la toma de decisiones para recortar el elevado déficit público.
La desconfianza en Francia ha llegado a tal punto que la prima de riesgo de su deuda soberana ha superado a la de España y se acerca a la de Grecia.
El buen comportamiento de las economías del sur, con España e Italia a la cabeza (los países que más fondos comunitarios han recibido tras la pandemia), ha compensado en parte la crisis de Alemania y Francia.
En cualquier caso, crecen las dudas sobre la capacidad de Europa para competir con EE.UU. y con las potencias emergentes de Asia.
En esta situación, Bruselas ha recabado la opinión de dos ex primeros ministros italianos, Enrico Letta y Mario Draghi (ex presidente también del Banco Central Europeo), que han presentado sendos informes con sus recetas para impulsar la competitividad.
El otro foco de preocupación global es China, que no termina de levantar cabeza a pesar de los planes de estímulo anunciados por el Gobierno de Pekín.
En este contexto y con la inflación en descenso, los grandes bancos centrales han empezado a rebajar los tipos de interés.
El Banco Central Europeo (BCE) ha rebajado en cuatro ocasiones el tipo de referencia durante este año, las últimas tres de forma consecutiva.
La Reserva Federal de EE.UU. ha recortado tipos dos veces y todo apunta a que volverá a hacerlo esta semana.
Las bajadas de tipos y la resistencia de las grandes economías han convencido a los inversores, lo que ha impulsado a las bolsas mundiales.
Desde Asia a EE.UU., los principales índices han marcado máximos, más acusados en Wall Street, donde las grandes empresas tecnológicas, con Nvidia (NASDAQ:NVDA) a la cabeza, se han convertido en protagonistas absolutas del mercado.
También han destacado este año el oro y el bitcóin, que han alcanzado precios récord.
El metal dorado, uno de los activos refugio en tiempos de incertidumbre, se ha visto beneficiado por las compras realizadas por los bancos centrales y por la demanda en Asia.
El bitcóin ha superado por primera vez los 100.000 dólares impulsado por la aprobación en EE.UU. de los fondos cotizados (ETF) vinculados a esta criptomoneda y, más recientemente, por la victoria de Trump, un firme defensor de los activos digitales.
Por el contrario, los precios del petróleo han vivido un año de moderación ante la contención de la demanda y el exceso de oferta.
2024 termina con la vista puesta en el nuevo presidente de EE.UU. y en sus políticas económicas.
Sus primeros pasos anticipan una rebaja de impuestos, una menor regulación y mayores barreras arancelarias.
También se espera la respuesta de Trump a los múltiples focos de tensión geopolítica. La guerra de Ucrania, la situación en Israel, Gaza y el sur del Líbano; el cambio de régimen en Siria y el intento de golpe de estado en Corea del Sur son algunas muestras.
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