París, 10 oct (.).- Los grandes partidos de la izquierda francesa descalificaron este jueves los presupuestos del Gobierno del primer ministro conservador, Michel Barnier, porque consideran que ataca "el modelo social francés" con los recortes, que tendrán un efecto recesivo.
El coordinador de La Francia Insumisa (LFI), Manuel Bompard, afirmó que el proyecto de presupuestos, que está marcado por un esfuerzo total de 60.000 millones de euros, de los cuales 40.000 millones en recorte del gasto y 20.000 en aumentos de impuestos significa "el plan de austeridad más violento que el país ha vivido".
En una entrevista al canal LCI, Bompard señaló que esos 60.000 millones corresponden al 2 % del producto interior bruto (PIB), y lo comparó con el plan "que se impuso a Grecia en 2010" en la crisis financiera, y que -dijo-, redujo después el PIB en un 25 %, con lo cual dedujo que tendrá un efecto recesivo para Francia.
"No aceptaremos las orientaciones propuestas en los presupuestos", anticipó el 'número uno' en el organigrama del partido de Jean-Luc Mélenchon.
El primer secretario del Partido Socialista (PS), Olivier Faure, criticó por su parte, en una entrevista a la emisora France Info, la presentación que está haciendo el Gobierno de sus presupuestos, al destacar que habrá un aumento de impuestos a los más ricos y a las grandes empresas, cuando eso será "limitado y temporal".
Faure subrayó en que para esos grupos el aumento de la fiscalidad será temporal, cuando al mismo tiempo se está cuestionando "el modelo social francés" con recortes como la no revalorización de las pensiones durante seis meses, el incremento de lo que los enfermos tendrán que pagar por la asistencia médica o la subida del impuesto de la electricidad.
"Serán los pensionistas los que van a pagar" y también los "enfermos" y "todos los franceses", se quejó el líder socialista, que en paralelo recordó su propuesta alternativa.
Recordó que la propuesta de la izquierda es aumentar los ingresos públicos con 49.000 millones de euros, entre otras cosas restableciendo el impuesto sobre la fortuna (ISF) que suprimió el presidente, Emmanuel Macron, cuando llegó al Elíseo en 2017, y que según sus cálculos reportaría 15.000 millones de euros.
"Llega un momento en que todos deben contribuir", subrayó Faure, que también defendió una rebaja de 8.000 millones de euros de las exenciones fiscales que benefician a las empresas.
Aseguró que si aumentan los impuestos sobre los más ricos, no llevarán su domicilio al extranjero e insistió en que desde la llegada al poder de Macron "los regalos fiscales a los ricos son los que han aumentado la deuda".
El Ejecutivo justifica estos presupuestos restrictivos, que se van a detallar esta tarde en un Consejo de Ministros, se justifican porque el déficit público se está disparando y alcanzará este año el 6,1 % del PIB, es decir, más del doble del tope fijado por el Pacto de Estabilidad europeo.
El objetivo de Barnier y de sus ministros es reducir ese déficit al 5 % del PIB en 2025 y para conseguirlo, dos tercios del esfuerzo cifrado en los 60.000 millones de euros se harán con recortes del gasto público y el resto con más presión fiscal.
El primer ministro ha recordado que Francia es el país de la UE y de la OCDE con un mayor peso del gasto público.
La situación de las cuentas públicas francesas ha pasado al primer plano de la actualidad en los mercados desde que Macron convocó de forma anticipada elecciones legislativas tras su severa derrota en las europeas del 9 de junio, lo que ha abierto un periodo de inestabilidad política que no tiene visos de cerrarse.
En ese tiempo, la prima de riesgo que paga la deuda francesa ha pasado a ser superior a la portuguesa y a la española, lo que da una idea del nivel de riesgo que le atribuyen los mercados.