Céline Aemisegger
Bruselas, 21 ago (EFE).- Más de dos años después de haber sido rescatada por primera vez, Grecia se encuentra de nuevo en un callejón sin salida y, en una semana en la que intentará ante líderes europeos aliviar la agonía, algunos ven un "Grexit" de la eurozona cada vez más posible, pero no deseable.
Desde hace algún tiempo la posibilidad de que Grecia abandone la zona del euro ha dejado de ser un tabú y cada dos o tres meses ciertos políticos, ya sean miembros de gobiernos o líderes de la oposición, vuelven a agitar las aguas y a despertar el fantasma de lo que ya se conoce como "Grexit".
No pocas veces hay que leer estos comentarios en clave de política interna, en el marco de campañas electorales o de votos claves en los parlamentos; no pocas veces se producen a modo de presión ante comicios en Grecia o ante las revisiones de la troika.
Pero para el economista jefe del Centro para la Política Europea (EPC, en sus siglas en inglés), Fabian Zuleeg, no se trata únicamente de un as que se guarda la eurozona en la manga, sino que hay políticos que realmente creen que forzar una salida de Grecia del euro sería la solución menos costosa, un "mal menor".
Y para el analista del centro de estudios bruselense Bruegel Zsolt Darvas, "las probabilidades de un 'Grexit' son muy grandes", las más grandes desde las elecciones de junio pasado.
Sin embargo, no existe un peligro a corto plazo a su juicio.
Para Zulegg, ese escenario "sería un desastre" y conllevaría un coste mucho más alto de lo que algunos se imaginan, desde el punto de vista económico y también político.
Una salida de Grecia del euro pondría en duda el fundamento sobre el que se construyó la integración europea y todos los planes futuros para una unión política y bancaria.
"Hemos aceptado la adhesión de Grecia cuando su democracia y su economía eran aún débiles y lo hemos hecho deliberadamente para salvaguardar la democracia. Si abandonamos ahora Grecia, retrocedemos 20 ó 30 años", sostuvo el analista.
Es cierto que Grecia se encuentra "en el filo de la navaja" y que solo podrá mantenerse a largo plazo en la eurozona -argumenta- si los líderes encuentran una "solución permanente", fomentando el crecimiento y las inversiones en el país.
Porque con un país que se sumerge en una recesión cada vez más profunda "es prácticamente imposible salir de la trampa de la deuda", apunta.
El primer ministro griego, Andonis Samarás, aprovechará sus reuniones mañana en Atenas con el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, el viernes en Berlín con la canciller alemana, Angela Merkel, y el sábado en París con el presidente francés, François Hollande, para buscar apoyo para pedir a la eurozona una prórroga de dos años -hasta 2016- para aplicar el plan de ajuste.
Actualmente Samarás tiene los vientos políticos en contra y para Zuleeg una prórroga no es la solución sino un comienzo.
"Tendremos que seguir trabajando en las reformas y tendremos que seguir rescatando al país, poner más dinero" en un tercer programa, sostiene este economista.
Para Darvas, la economía griega puede ser salvada si cuenta con el apoyo político necesario, pero solo si no se aceleran los ajustes y se aplica un verdadero plan de crecimiento con un fuerte enfoque en inversiones y una reducción significativa de la deuda mediante la implicación del sector público, es decir, los gobiernos y quizás el Banco Central Europeo y los bancos nacionales.
Por ahora, el sector privado ha tenido que asumir pérdidas sobre la deuda helena, pero no así el público, que no tendría por que aceptar una quita, sino dar más tiempo a Grecia para hacer frente a los vencimientos y bajar los intereses de los préstamos, explica.
Eso sería mucho más vendible para los gobiernos ante una opinión pública crítica que una quita o una nueva inyección de dinero.
Los líderes europeos probablemente accederán finalmente a renegociar en parte el programa de ajustes y reformas, porque saben que las consecuencias de un "Grexit" serían enormes, opina Darvas.
La troika volverá a Atenas a principios de septiembre y después el Eurogrupo tendrá que decidir si sigue apoyando a Grecia una vez más para que no suspenda pagos. EFE