Las acciones de las empresas productoras de aluminio y acero subieron el miércoles después de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pidiera al representante comercial que eleve el arancel impuesto a las importaciones de acero y aluminio procedentes de China.
El arancel actual se sitúa en una media del 7,5%, y Biden está presionando para que se produzca un aumento significativo de estos tipos. Su declaración se produjo antes de su viaje programado a la sede de United Steelworkers en Pittsburgh (Pensilvania), un estado conocido por su papel fundamental en las elecciones.
Compañías como Alcoa Corp. (NYSE:AA) y Cleveland-Cliffs Inc. (CLF) vieron subir sus cotizaciones un 2,6% y un 1,6% respectivamente en las operaciones previas a la apertura del mercado.
Esta acción forma parte de un plan más amplio de Biden para demostrar con contundencia que su administración está comprometida en la lucha contra las tácticas comerciales desleales.
En su reciente viaje a China, la Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, expresó su recelo ante el apoyo financiero que China presta a sus industrias fabricantes de productos de energía limpia, por ejemplo, paneles solares y vehículos eléctricos. Yellen señaló el peligro de que estos productos dominen los mercados mundiales, amenazando la competencia internacional debido a sus precios anormalmente bajos.
Yellen declaró a la CNBC que "si no se resuelve la preocupación por el exceso de capacidad de producción, la imposición de aranceles seguiría siendo una posibilidad".
Los representantes chinos y los medios de comunicación afines al Gobierno han rebatido las acusaciones de exceso de capacidad de producción, alegando que su importante oferta de energía limpia es el resultado de la innovación continua y no de la intervención gubernamental.
Mientras persiste este argumento, la administración Biden insiste en su postura de salvaguardar las normas del comercio internacional y los sectores nacionales de los posibles trastornos que podrían derivarse de prácticas no equitativas.
"Los excedentes de producción en China, influidos por el gobierno, representan una grave amenaza para la sostenibilidad de las industrias estadounidenses productoras de acero y aluminio", señaló la directora del Consejo Económico Nacional, Lael Brainard.
"China no puede depender de las exportaciones para lograr la recuperación económica. La economía china es sencillamente demasiado grande para funcionar bajo un conjunto de reglas que ella misma crea".
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