Se considera que el mercado bursátil europeo está valorado de forma óptima si se suponen unas condiciones económicas ideales, pero la situación real es más compleja, según afirman los estrategas de Bank of America (NYSE:BAC) (BofA) en una nota publicada el viernes.
La subida de las cotizaciones bursátiles que comenzó en octubre del año pasado ha elevado el valor de las acciones a niveles sin precedentes, ha aumentado la ratio de valor de las acciones europeas sensibles a los ciclos económicos frente a las que se ven menos afectadas por los cambios económicos hasta el punto más alto en 30 años, y ha reducido la diferencia de tipos de interés entre los bonos estadounidenses de alto rendimiento y las inversiones más seguras a niveles cercanos a los más bajos registrados históricamente.
Las actuales cotizaciones bursátiles sugieren que se prevé una estabilidad económica continua, una reducción gradual de la inflación sin dificultades y un proceso constante de reducción de los tipos de interés por parte de los bancos centrales.
Los alentadores datos económicos han respaldado estas tendencias en el mercado bursátil, ya que el Producto Interior Bruto (PIB) de EE.UU. ha mostrado una sólida expansión, registrando un crecimiento del 2,9% en el primer trimestre según el rastreador del PIB de la Reserva Federal de Atlanta, que sigue a tasas de crecimiento del 4,9% y el 3,4% en los dos trimestres precedentes.
Además, el número de puestos de trabajo añadidos a la economía estadounidense ha superado regularmente las previsiones, el índice de gestores de compras (PMI) del sector manufacturero estadounidense se ha recuperado hasta situarse por encima de 50, lo que indica expansión, y la tasa de inflación subyacente en Estados Unidos ha experimentado un descenso sustancial durante el último semestre del año pasado.
A pesar de estos signos económicos favorables, los estrategas de BofA advierten de que están apareciendo señales de posible debilidad económica que podrían perturbar el escenario económico ideal de "Ricitos de Oro" que se espera actualmente.
Destacan varios retos importantes, como el aumento de las tensiones geopolíticas, un escenario de inflación complicado y los efectos negativos de anteriores políticas monetarias estrictas. Por estos motivos, BofA mantiene una perspectiva pesimista sobre los valores europeos, especialmente sobre aquellos sensibles a los ciclos económicos en comparación con los que se ven menos afectados por los cambios económicos.
Según sus previsiones, las hipótesis económicas de los estrategas podrían provocar un descenso potencial del 15% en el valor de las acciones europeas y un rendimiento un 15% peor de las acciones europeas sensibles a los ciclos económicos en comparación con las que se ven menos afectadas por los cambios económicos.
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