Tokio, 30 oct (EFE).- El Banco de Japón aprobó hoy una nueva inyección de liquidez para combatir la deflación y amortiguar el impacto de la ralentización global, al tiempo que revisó a la baja su previsión del PIB nipón hasta el 1,5 por ciento para este año fiscal.
Al término de una reunión de su junta monetaria, el emisor japonés anuncio una esperada ampliación de su programa de compra de activos desde 80 a 91 billones de yenes (de 780.950 a 888.800 millones de euros), en la que supone su segunda expansión mensual consecutiva.
También decidió por unanimidad establecer un marco de referencia para impulsar sin un límite establecido los préstamos a largo plazo con bajo interés para las instituciones financieras, a fin de contribuir a aumentar la demanda de crédito.
Se trata de la primera ocasión que el Banco de Japón (BOJ) hace dos ampliaciones mensuales seguidas de su programa de compra de activos desde mayo de 2003, cuando efectuó dos inyecciones de estas características con el objetivo, entonces, de reforzar el sistema financiero.
Ahora, el objetivo declarado es afrontar la crisis y combatir la persistente deflación, el gran caballo de batalla del BOJ y del Gobierno, que en un comunicado conjunto aseguraron hoy que es "el reto crítico" de la economía nipona.
En este sentido, el emisor aseguró que mantendrá su política de flexibilización monetaria hasta que crea que el objetivo de alcanzar un IPC estable anual del 1 por ciento "está a la vista".
De momento, para este año fiscal pronosticó un retroceso de los precios del 0,1 por ciento interanual, aunque cree que en 2013 subirán un 0,4 por ciento antes de incrementarse un 2,8 por ciento en 2014, según sus previsiones semestrales.
Como en sus reuniones anteriores, el Banco de Japón incidió hoy en la incertidumbre que afronta la economía global. Por eso, además de revisar a la baja su estimación de crecimiento del PIB nipón para este año fiscal (del 2,2 al 1,5 por ciento), pronosticó que en 2013 crecerá un 1,6 por ciento, una décima menos de lo estimado en julio.
En este sentido, advirtió de que la preocupación sobre la crisis en Europa ha crecido de nuevo desde la pasada primavera, ante cuestiones como la inquietud por "el problema del sistema financiero de España".
Y ello, recordó el BOJ, se refleja en los mercados, aunque medidas como las tomadas por el Banco Central Europeo y los avances hacia una supervisión bancaria única han mejorado hasta cierto punto la demanda de activos de riesgo.
Pero el emisor nipón instó a prestar continua atención a los progresos de las reformas estructurales en Grecia y también "a la potencial solicitud de España de respaldo financiero al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE)".
En su evaluación, además, el BOJ mencionó las tensiones con China, el principal socio comercial de Japón y donde en el último mes el sentimiento antinipón por una disputa territorial ha supuesto un fuerte revés para varias empresas japonesas en ese país.
En una rueda de prensa, el gobernador del emisor nipón, Masaaki Shirakawa, afirmó que el Banco de Japón "vigilará de cerca" el impacto económico de las relaciones entre las dos potencias asiáticas, segunda y tercera economía mundial.
Shirakawa, que lleva las riendas del BOJ desde 2008, reiteró el objetivo de luchar contra la deflación y recalcó que a las últimas medidas decididas por su entidad ha contribuido la ralentización de las economías extranjeras, que se han reflejado tanto en la producción industrial como en las exportaciones niponas.
Ello ha comenzado a afectar a la demanda doméstica, que "se había mantenido firme hasta este momento", según el BOJ.
Solo en el mes de septiembre, la producción industrial nipona cayó un 4,1 por ciento respecto a agosto, en su tercer mes consecutivo de retroceso, mientras que la balanza comercial sufrió en la primera mitad de año un déficit histórico ante la caída de las exportaciones, que representan el 40 por ciento del PIB de Japón. EFE
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