París, 27 mar (.).- El secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), Laurent Berger, está dispuesto a aceptar la mano tendida del Gobierno para negociar si aparca al menos temporalmente la reforma de las pensiones, algo a lo que el Ejecutivo se niega hasta ahora.
Berger, que dirige el primer sindicato del país, señaló este lunes que el Gobierno tiene que enviar un gesto "muy fuerte sobre las pensiones" y que solo aceptará esa mano tendida por la primera ministra, Élisabeth Borne, si se pone de lado la reforma, que fue adoptada por decreto y ahora está pendiente de su validación por el Consejo Constitucional.
En una entrevista al canal France 2, explicó que aceptaría las discusiones si fuera para tratar de cuestiones laborales y de pensiones si el Gobierno "deja de lado por el momento la reforma" que, recordó, se aprobó recurriendo al artículo 49.3 de la Constitución para evitar el voto en la Asamblea Nacional, donde el Ejecutivo no tenía una mayoría suficiente.
Borne propuso este domingo a los sindicatos negociar una serie de asuntos como la reconversión profesional de los trabajadores de mayor edad o las reglas de reconocimiento de puestos de trabajo particularmente duros, pero excluyendo la reforma de las pensiones.
De hecho, el portavoz del Gobierno, Olivier Véran, afirmó este lunes que "la ley sobre las pensiones está ya detrás nuestro", y se esforzó en señalar que más allá de las diferencias sobre ese punto con los sindicatos, "eso no debe impedirnos hablar de todo lo que importa a los franceses".
Para escenificar esa voluntad de negociar y la de seguir adelante superando la crisis de las pensiones, el presidente francés, Emmanuel Macron, reúne en el Elíseo a los miembros de su Gobierno y a los jefes de los partidos que le apoyan para un almuerzo.
Una escenificación de un gesto de apertura en vísperas de la que será la décima jornada de movilización convocada por todos los sindicatos de forma unánime contra la reforma de las pensiones que retrasa la edad mínima de jubilación de los 62 años actualmente a 64.
La movilización se va a llevar a cabo en un clima enrarecido por los disturbios violentos que se produjeron al margen de algunas manifestaciones en la precedente jornada, el pasado jueves, y también por las huelgas que se suceden de forma más o menos ininterrumpidas en el transporte público, la energía o la recogida de basuras en París y otras ciudades.
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