Toronto (Canadá), 15 ago (EFE).- La canciller alemana, Angela Merkel, llega hoy a Canadá para iniciar su primera visita bilateral al país norteamericano donde mantendrá conversaciones con el primer ministro canadiense, Stephen Harper, sobre la situación económica mundial entre otros temas.
Merkel tiene previsto llegar al aeropuerto de Ottawa cerca de las 20.00 GMT y poco después se reunirá con Harper en la residencia de verano del primer ministro en Harrignton Lake, donde los dos dirigentes mantendrán una cena que las autoridades canadienses han calificado de "privada".
El jueves, Merkel iniciará su agenda de actos oficiales en Canadá con una reunión a primera hora de la mañana con el gobernador general del país, David Johnston, que ejerce de jefe de Estado en representación de la reina Isabel II de Inglaterra.
Antes de regresar a Alemania el mismo jueves, Merkel se reunirá de nuevo, y de forma oficial, con Harper en el Parlamento canadiense, tras lo que está previsto que los dos gobernantes celebren una rueda de prensa conjunta.
La canciller alemana también tiene previsto hacer una breve escala en la ciudad de Halifax, en la costa del Atlántico canadiense, de camino a Berlín, para visitar la Universidad Dalhousie y participar en el lanzamiento de un proyecto científico sobre el efecto del cambio climático en las aguas oceánicas.
Uno de los principales temas sobre la mesa de los dos líderes será la crisis financiera europea y la situación económica mundial.
Canadá se ha negado en redondo a dar dinero al Fondo Monetario Internacional (FMI) para ayudar a solventar la crisis europea y ha ofrecido "consejos" a los líderes europeos sobre la forma de salir de la situación.
Canadá ha defendido la necesidad de que los países europeos apliquen políticas fiscales más restrictivas y ha criticado con dureza a los países más afectados por la tormenta financiera.
Pero el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, en junio mostró su enfado por la actitud canadiense y dijo que Europa "no va a recibir lecciones en términos de democracia y en términos de cómo hacer funcionar la economía".
En la agenda de la visita está previsto que Harper y Merkel hablen de políticas medioambientales, aunque el grueso de las conversaciones girará en torno a cuestiones económicas.
Canadá y la Unión Europea (UE) se encuentran en estos momentos negociando un acuerdo comercial al que el Gobierno canadiense ha dedicado grandes esfuerzos.
Tras meses de negociaciones, las dos partes han empezado a tratar los temas más espinosos del acuerdo.
Entre esos temas están el acceso europeo a los contratos públicos en Canadá, las exportaciones del petróleo canadiense (un crudo que Europa considera especialmente contaminante) y la prohibición europea de importar productos derivados de la caza de focas canadienses.
A pesar de estos problemas, Harper afirmó el lunes que las negociaciones están progresando "de una forma muy positiva" aunque reconoció que "nada está acordado hasta que todo está acordado".
Harper espera que Merkel ayude a acelerar la marcha de las negociaciones con la Unión Europea.
Otro de los temas a tratar por los dos dignatarios es la situación en Oriente Medio, especialmente el conflicto en Siria y la crisis nuclear con Irán.
Aunque Harper y Merkel, ambos conservadores, coinciden en muchos de los principales temas a tratar entre los dos países (principalmente en cuestiones económicas), la parada de la canciller en Halifax subraya una marcada diferencia.
Merkel, cuya profesión es investigadora de química cuántica, ha dejado claro su preocupación por los efectos del cambio climático sobre el planeta y la necesidad de la comunidad internacional de llegar a un acuerdo lo antes posible para atajar el problema.
Mientras, Harper retiró a Canadá del Protocolo de Kioto, el único país del mundo que ha renunciado al acuerdo (que en el pasado calificó como "conspiración socialista") tras ratificarlo.
El Gobierno canadiense también está embarcado en un programa de recortes de proyectos e instituciones medioambientales, lo que muchos científicos del país han calificado de guerra a la ciencia que estudia el cambio climático. EFE