Por Ben Hirschler
LONDRES (Reuters) - Una epidemia mundial de diabetes está alimentando niveles récord de demanda de insulina, pero decenas de millones no recibirán las inyecciones que necesitan a menos que haya una mejora dramática en el acceso y la asequibilidad a la misma, concluyó un estudio reciente el miércoles.
La diabetes, que puede provocar ceguera, insuficiencia renal, problemas cardíacos, dolor neuropático y amputaciones, afecta ahora al 9 por ciento de los adultos en todo el mundo, un aumento del 5 por ciento respecto a 1980.
La gran mayoría tiene diabetes tipo 2, relacionado con la obesidad y la falta de ejercicio, y los casos se están extendiendo con especial rapidez en el mundo en desarrollo a medida que las personas adoptan estilos de vida más occidentales y urbanos.
Los investigadores dijeron que la cantidad de insulina necesaria para tratar efectivamente la diabetes tipo 2 aumentaría en más del 20 por ciento en los próximos 12 años, pero que la insulina estaría fuera del alcance de la mitad de los 79 millones de diabéticos de tipo 2 que se pronostica que la necesitarán en 2030.
El déficit es más agudo en África, donde el equipo dirigido por el Dr. Sanjay Basu, de la Universidad de Stanford, estimó que el suministro tendría que multiplicarse por siete para tratar a los pacientes en riesgo que habían llegado a la etapa de requerir insulina para controlar su azúcar en la sangre.
"Estas estimaciones sugieren que los niveles actuales de acceso a la insulina son muy inadecuados en comparación con las necesidades proyectadas, particularmente en África y Asia", dijo Basu.
"A pesar del compromiso de las Naciones Unidas de tratar las enfermedades no transmisibles y garantizar el acceso universal a los medicamentos para la diabetes, en gran parte del mundo la insulina es escasa y acceder a ella resulta innecesariamente difícil".
El suministro global de insulina está dominado por tres compañías —Novo Nordisk, Sanofi (PA:SASY) y Eli Lilly—, que tienen varios programas para tratar de mejorar el acceso a sus productos.
Sin embargo, la insulina sigue siendo costosa y los precios pueden estar especialmente fuera del alcance en los países más pobres, donde las precarias cadenas de suministro y los altos márgenes de beneficios por parte de los intermediarios a menudo hacen que sea inasequible para muchos pacientes.
Basu y sus colegas calcularon que el uso global de insulina aumentaría a 634 millones de viales de 1.000 unidades para 2030, frente a los 526 millones en 2018.
Su estudio, publicado en la revista Lancet Diabetes & Endocrinology y financiado por el Helmsley Charitable Trust, se basó en las proyecciones para la diabetes de la Federación Internacional de Diabetes.
El doctor Hertzel Gerstein, de la Universidad McMaster de Canadá, escribió en un comentario que acompañaba el estudio que era importante estimar y garantizar el suministro de insulina, pero agregó que los pronósticos deberían tratarse con cautela ya que se basaban en modelos matemáticos.
(Información de Ben Hirschler; traducido por Tomás Cobos en la redacción de Madrid)