Beirut, 18 mar (.).- El ministro de Economía del Líbano, Amin Salam, teme que un desvío de recursos de la comunidad internacional hacia la crisis ucraniana ralentice la consecución del vital acuerdo entre el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el país mediterráneo, sumido en una de las crisis económicas más graves de la historia reciente.
En una entrevista con Efe en Beirut, Salam afirma que el Líbano cuenta con reservas suficientes de trigo o aceite vegetal y que ya están explorando mercados alternativos al ucraniano y ruso para su importación, al considerar que la verdadera amenaza a la seguridad alimentaria es la inflación derivada del conflicto.
"La economía aquí está pasando por un momento muy difícil y el poder adquisitivo del consumidor es muy bajo, así que este es nuestro mayor miedo, que impacte en que la gente no pueda tener acceso a la comida", sentenció Salam sobre un país donde casi el 80 % de la población vive en la pobreza, según datos de la ONU.
Además del "fuerte, fuerte" costo que la subida de precios pondría sobre los hombros del Líbano, le preocupa perder el "impulso" actual en las negociaciones para un plan de recuperación con el FMI, considerado la única salida viable a la crisis y la llave maestra para futuras ayudas internacionales.
DESVÍO DE LA ATENCIÓN INTERNACIONAL
"Cuando ves un problema similar al que está sucediendo con Ucrania y Rusia, automáticamente, sin ninguna intención, la atención de la comunidad global se va a donde está la dificultad, por lo que un país como el Líbano no se convierte en prioridad", explicó el titular de Economía.
Cree que la "comprensión" de la comunidad internacional hacia las "necesidades" del Líbano podría ser "menor" con la aparición de otras derivadas del influjo de refugiados ucranianos y la guerra, y teme que, de continuar, la nueva crisis pueda "retrasar" el esperado acuerdo del FMI con el Líbano.
Las demoras tendrían un impacto "muy malo" en los libaneses, con un mayor colapso de la economía, más inflación alimentada por la brecha en el tipo de cambio de la libra libanesa frente al dólar y, eventualmente, más paro y el cierre de negocios, advirtió.
Sin embargo, Salam espera que "no lleguemos a eso" y defiende que las negociaciones en marcha desde hace meses con el organismo internacional están en "un nivel muy avanzado".
Confía en que "si todo va bien" podrían haber novedades este mismo abril, aunque "si no todo va bien" se pospondría hasta después de las elecciones parlamentarias previstas para el 15 de mayo en el país mediterráneo.
ALTERNATIVAS AL TRIGO UCRANIANO
Con la grave crisis económica que comenzó en 2019, la libra libanesa ha perdido más del 90 % de su valor y hay escasez intermitente de combustible o medicinas, por lo que la guerra de Ucrania ha reavivado los miedos al desabastecimiento.
De acuerdo con el ministro, el país importaba alrededor del 80 % de su trigo desde Ucrania y Rusia, pero en estos momentos cuenta con reservas de este grano para casi seis semanas y ya está en contacto con proveedores alternativos como la India, Estados Unidos, Argentina, Kazajistán o Alemania.
"Tenemos un apoyo muy grande de muchos países y estoy seguro de que estarán con el Líbano para que no tengamos escasez en el suministro de trigo", zanjó, al recordar que además la pequeña nación mediterránea consume apenas 650.000 toneladas anuales, una cantidad fácil de garantizar para los grandes productores.
ELECTRICIDAD Y OTROS PRODUCTOS
En base a sus reuniones con importadores y manufactureros, el titular de Economía afirma que el Líbano también cuenta con reservas suficientes de productos básicos de importación ajena al Ejecutivo como azúcar y aceite vegetal.
La inestabilidad en el sector energético mundial también ha disparado las alarmas sobre un posible deterioro del suministro eléctrico en el Líbano, dependiente de generadores privados a base de diésel en momentos en que la luz pública llega apenas un par de horas diarias.
El Líbano ultima dos acuerdos para incrementar su suministro estatal, trayendo por un lado electricidad de Jordania y, por otro, gas egipcio.
"El desafío que vienen ahora de la guerra entre Ucrania y Rusia es que hay un gran miedo sobre las reservas de gas para todo el mundo, particularmente en Europa, así que nuestro temor es que eso pueda afectar a que Egipto se sienta cómodo abriendo ahora los gasoductos para el Líbano", reconoció el ministro.
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