Miriam Burgués
Los Cabos (México), 19 jun (EFE).- El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se llevó hoy de la cumbre del G20 un pacto global en favor del impulso al crecimiento que ha venido defendiendo y el compromiso de los europeos para tomar más medidas frente a la crisis, pero no logró ningún avance con China y Rusia sobre Siria.
Obama se jugaba mucho en esta cumbre, celebrada en Los Cabos (México) durante dos días y que probablemente ha sido su última cita internacional hasta después de las elecciones presidenciales del 6 de noviembre en EE.UU.
Sus posibilidades de reelección están ligadas a la recuperación de la economía estadounidense, todavía débil y que a su vez depende estrechamente de la evolución de la crisis europea.
Los europeos saben que deben tomar "pasos inmediatos que les den tiempo y espacio" para las reformas estructurales necesarias para mantener en pie y fortalecer la zona euro, afirmó Obama en una conferencia de prensa al término de la cumbre.
"Entienden lo que está en juego, entienden por qué es importante tomar medidas audaces y decisivas, y estoy confiado" en que podrán resolver la crisis, remarcó.
Antes de la intervención de Obama, un alto funcionario estadounidense que habló bajo anonimato afirmó que los líderes europeos trabajan en una respuesta a la crisis "más contundente" de lo previsto inicialmente, la cual esperan dar a conocer en la cumbre que celebrarán en Bruselas a finales de junio.
Europa se acerca a decisiones importantes para estabilizar la zona euro que incluyen un marco más sólido para fortalecer el sistema financiero y apoyo a países como España e Italia para que puedan pedir prestado a tasas sostenibles, según dijo después el secretario del Tesoro de EE.UU., Timothy Geithner.
La cumbre que los europeos tendrán la próxima semana en Bruselas será "crucial", en palabras de Geithner.
A juzgar por las afirmaciones de los funcionarios estadounidenses y por la declaración final de la cumbre del G20, Obama ha conseguido en Los Cabos uno de sus objetivos: un pacto por el crecimiento global y el compromiso de los europeos de tomar más medidas para que su crisis no se expanda a EE.UU. y a otros países.
No en vano se reunió el lunes a puerta cerrada con la canciller alemana, Angela Merkel, una de las más reacias a combinar crecimiento y disciplina fiscal, y hoy nuevamente tuvo un encuentro con ella en compañía de los líderes de los otros cuatro países asistentes a la cumbre (España, Francia, Italia y Reino Unido).
Pese a todo, Obama quiso dejar claro que la solución a la crisis en la eurozona la deben tomar los europeos, "no el G20 ni Estados Unidos".
"Es justo decir que todos estos asuntos económicos tendrán potencialmente algún impacto" en las elecciones en EE.UU., "pero esa no es mi mayor preocupación ahora", anotó Obama, quien agregó que su prioridad es "la creación de empleo" en el país.
Los logros en materia económica no se extendieron al otro tema en el que Obama esperaba lograr algún avance en esta cumbre: Siria.
Si bien coincidió con su homólogo ruso, Vladímir Putin, en su reunión bilateral del lunes en la urgencia de detener la violencia en Siria, sigue sin haber un plan sobre cómo hacerlo en el que ambos estén de acuerdo.
Tanto Rusia como China son conscientes de los "riesgos" de una guerra civil en Siria, comentó Obama, para quien es "imposible" concebir una transición política pacífica en ese país con el presidente Bachar Al Asad en el poder.
"No veo un escenario en el que Asad siga (en el poder) y la violencia se reduzca", sostuvo el mandatario, que también tuvo un encuentro bilateral con su homólogo chino, Hu Jintao.
Según Obama, ni China ni Rusia están "alineados" con EE.UU. y otros países sobre cómo actuar para frenar la violencia.
En otra conferencia minutos antes de la que ofreció Obama, Putin instó a las partes enfrentadas en el conflicto sirio a sentarse a negociar un alto el fuego antes de que se plantee cualquier iniciativa de "cambio de régimen". EFE
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